James Franco solía utilizar la ventanilla del servicio para autos de cierto restaurante de comida rápida para obtener algo más que alimento.

El actor, de 39 años, reveló a W Magazine que trabajó en McDonalds y que más de una vez coqueteó con las clientas.

“Mis padres no podían apoyarme más. Así que trabajé en McDonalds por dos o tres meses. Obtuve un par de citas a través de la ventana del drive-trhu”, contó.

Franco explicó que cuando trabajaba estaba tomando clases de actuación y podía practicar sus acentos con las personas a las que servía.

El intérprete admitió que sus imitaciones de extranjeros eran malas y que no sabía por qué las chicas siempre volvían.

“Siempre sabía que estaban interesadas porque ellas regresaban”, sentenció.

El originario de California admitió que solo hay ciertos acentos que podría imitar actualmente.

“Hay un par, supongo, el acento irlandés o, por ejemplo, mi acento de Brooklyn. Estos podría usarlos para salir y obtener citas”, concluyó.