El hambre es una sensación, algo físico, una señal en tu cuerpo que te avisa cuando hace falta alimento. En la mayoría de los casos suele percibirse como un hueco en el estómago, y es posible saber más o menos objetivamente qué tanta hambre tienes. La podemos medir en una escala del cero al 10, donde cero es mucha hambre (tiene que ver con la baja en los niveles de azúcar en la sangre) y 10 es estar completamente lleno, mientras que el cinco es un estado de comodidad.

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0                                     5                                     10

Muy hambrienta       Cómoda             Completamente llena

¿En este momento en qué número estás en la escala del hambre? Si es un cuatro o menos, es hambre física; si es cinco o más, no es hambre. Quizá en momentos de tristeza o ansiedad, por ejemplo, quieras comer algo aun cuando te has percatado de que no tienes hambre física. Si este es el caso, decide; es decir, si quieres comer, hazlo, con la conciencia de que eso no curará tu ansiedad.

Lo más importante que hay que considerar es que la ansiedad, u otro estado emocional incómodo, no se curan con la comida, así como el hambre no se satisface relajándote. Lo necesario es clarificar si lo que tienes es hambre o se trata de ansiedad u otra emoción.

Los estados emocionales como la ansiedad se tratan como un asunto mental que no tiene que ver con la comida, con ejercicios específicos que te ayudarán a relajarte; por ejemplo, la meditación, el yoga o el acto sencillo de sentir tu respiración por un momento.

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