Ilusionado por regresar a las canchas en su faceta de director técnico, Héctor Hugo Eugui Simoncelli se pone la playera de Potros UAEM.
El exfutbolista uruguayo, un entrañable para los aficionados del futbol en la frontera, platicó a WEEKEND cómo inició su historia de amor con el balón a los ocho años.
“Vivía en el departamento de Soriano, una ciudad que se llama Mercedes. En Uruguay el futbol es el deporte del país, nos poníamos a jugar con una pelotita, ahí arranca, tenía ocho años y así seguí mi camino”, comentó.
Su primer gol aún lo recuerda como si hubiera sido ayer, lo anotó en 1967 en un clásico entre el Nacional de Montevideo –equipo con el que debutó a los 19 años– y el Club Atlético Peñarol.
“Me tocó hacer el segundo gol, ganamos 2-1, fue maravilloso; [fue] en el estadio Centenario, un ícono y monumento histórico”, expresó.
Dos años más tarde se coronó con la playera que lo vio iniciar su trayectoria profesional.
Una zurda mortífera
En su carrera Eugui jamás falló un tiro penal y una de sus cualidades era golpearle a la pelota con tal potencia que recibió apodos como “El desalmado”, “Cañón humeante” y “Zurda mortífera”.
El primer seudónimo se lo otorgó el cronista Ángel Fernández cuando llegó a México para jugar con el Deportivo Toluca.
Sin ser delantero, gracias a su mortal zurda, Eugui puede presumir que es uno de los máximos goleadores de los Diablos Rojos, escuadra con la que fue campeón en la temporada 1974-1975.
“Jugaba por el lado izquierdo como puntero y estaban los centros delanteros. Nuestra función es surtirles, pero si teníamos la oportunidad de hacer goles, los hacíamos”, comentó.
Agradecido con Ciudad Juárez
Independientemente de lo deportivo, donde tuvo una etapa importante con Indios, Ciudad Juárez es para Eugui una de las ciudades a las que guarda un gran cariño.
“Es una gente muy noble, mi reconocimiento para la gente de Ciudad Juárez; dentro del estadio recibí grandes satisfacciones y las sigo recibiendo en el día a día”, expresó.
Del equipo de casa, el FC Juárez, comentó que “es un equipo que ha trabajado bien y camina con firmeza, siempre hay que insistir, seguir y la ciudad quiere que el equipo esté arriba”.
Fuera de la cancha
Eugui fue criado por unos padres que siempre le hablaron de valores y lo enseñaron a hacer el bien, seguir por la línea recta y ser justo.
“Decía mi padre que en la vida no hay que vivir para que nuestra presencia se note, hay que vivir para que nuestra ausencia se sienta”, expresó el director técnico.
Y ese mismo ejemplo es el que ha seguido en el hogar que ha formado con su esposa Martha y sus hijos Héctor Andoni e Iñaki.
“Uno tiene que tratar de hacer cosas que el día de mañana sepa uno que no pasamos de noche… aquí uno no tiene que venir a competir contra nadie, juntos siempre seremos mucho más sólidos, será más lenta la llegada, pero llegaremos más lejos”, agregó.
Escribe sus memorias
Entre los proyectos a futuro del estratega se encuentra el lanzamiento de su libro “Aprende a ganar”, en que abordará desde cómo fueron sus inicios hasta lo que implica dicho título.
“Aprender a ganar es aprender a ganar en la vida, en lo que nos encomendamos, a ganar con los que nos rodean, en valores, presencia, educación”, comentó.
Conseguir y conservar muchos amigos en la vida es otro aspecto que tratará, “dicen que cuando uno entra en el corazón de un amigo no importa el lugar que ocupe, sino que no se salga más”.
Por último, aconsejó a aquellos que quieran dedicarse al futbol a que disfruten del juego y den siempre el cien por ciento.
“Nadie les va a regalar nada, hay que luchar por ello, trabajar mucho; el éxito en el único lugar que está primero es en el diccionario, lo demás es todo trabajo, determinación, pasión, entrega absoluta”, finalizó.
Decía mi padre que en la vida no hay que vivir para que nuestra presencia se note, hay que vivir para que nuestra ausencia se sienta”
