28 marzo, 2024

Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”

Benito Juarez

 

Ser profesor universitario me da la oportunidad de tener un contacto frecuente con personas inteligentes en sus veintes. Periódicamente inicio algunas de mis clases discutiendo algún tema de la localidad y su relación con nuestro campo: la psicología. Esta semana mis alumnos trajeron a mi atención la relación que los jóvenes (y no tan jóvenes) están teniendo con las redes sociales en nuestra ciudad.

Como resultado de la casi generalizada conectividad que le ofrecen las redes sociales a los juarenses, han aparecido y florecido algunos grupos que se dedican a compartir fotos y videos sexualmente explícitos, comúnmente de exnovias o parejas casuales. Al inquirir un poco sobre el tema me sorprendió enterarme que algunas de mis alumnas han sido víctimas de estos grupos y que todos mis alumnos conocen al menos una víctima de este fenómeno.

Compartir contenido sexual privado recibe el nombre de “porno de venganza”. Esta tendencia comenzó cuando algunos portales pornográficos comenzaron a admitir este material protegidos por el argumento de que los usuarios eran responsables por el contenido que publicaban en el portal. Al ser el internet una red que ofrece anonimato, viralidad y casi nula regulación jurídica, esta tendencia evolucionó hasta convertirse en una práctica tan casual que comenzaron a aparecer grupos alrededor del mundo dedicados a esta actividad en Facebook, lo cual ha desatado serios problemas incluso en nuestra ciudad.

El porno de venganza no se centra en permitir que jóvenes comunes observen otros jóvenes comunes en situaciones sexuales; generalmente se centra en el deseo de venganza del que perpetra este crimen, en la intención de exponer, avergonzar, humillar y destruir la reputación de la víctima (comúnmente mujeres jóvenes). Diversos estudios sobre las víctimas de este fenómeno nos muestran que presentan problemas para confiar, depresión, ansiedad, estrés postraumático, pensamientos suicidas, entre otros. Por otro lado, también existen teorías sobre los perpetradores de este crimen. ¿Qué características tienen?, ¿por qué lo hacen?

Existe una relación entre publicar porno de venganza y la “triada oscura”. La triada oscura es un conjunto de rasgos de la personalidad que incluyen una tendencia a buscar admiración y tratos especiales (narcisismo), insensibilidad y crueldad (psicopatía) y una tendencia a manipular a los demás (maquiavelismo). Los investigadores han encontrado que la triada oscura provoca conductas tales como agresividad (verbal o física), oportunismo sexual e impulsividad. Además, las personas con estos rasgos presentan una incapacidad de ver los resultados negativos de sus acciones en los demás. Este último punto es importante si queremos entender la razón por la que algunos miembros de estos grupos minimizan la gravedad y las consecuencias de la actividad criminal que ejecutan.

Sin embargo, no todos los miembros de estos grupos presentan trastornos de la personalidad tales como la triada oscura. Incluso, muchos de mis alumnos confesaron ser parte de ellos por curiosidad, morbo o prestigio; además reportaron que no compartirían nunca fotos de sus exnovias o parejas. Por otra parte, admitieron que pertenecer a este tipo de grupos sí ha tenido un efecto en ellos, sobre todo el de normalizar situaciones de abuso y violencia en contra de las mujeres, haciendo que sean percibidas con humor y trivialidad. Esto puede ser explicado por el proceso de “pensamiento grupal”, un error de pensamiento en el que podemos aceptar cosas para formar parte de un grupo que no aceptaríamos en lo individual.

Si compartes ese tipo de material, detente; si eres víctima, acusa. Miles de fotos están circulando, multiplicándose, a punto de destruir vidas.

¡Hasta la próxima!

 

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