Por Marisol Rodríguez
Con el cambio de estación los perros inician un proceso totalmente natural: la muda de pelaje para adaptarse a las nuevas temperaturas.
Contrario a lo que sucede en primavera, cuando se vuelve más fino, en el otoño e invierno, el pelo es más grueso y un poco más largo para exponerse con menor riesgo al calor directo de los rayos del sol y se acondiciona para el frío.
Las características de cada raza determinan la cantidad de pelo que caerá, por ejemplo, en los labradores, huskies, pastores alemanes y goldensretrievers es abundante y copiosa.
Lo mismo sucede en razas de pelo corto como los dálmatas, bóxers o pugs, cuyo cambio puede durar varias semanas.
¿Qué hacer?
La muda de pelaje no es algo que se pueda prevenir, simplemente pasará y dependerá de factores como el clima, tipo de pelo y hábitat.
Si tu perro está acostumbrado a vivir dentro de casa, no tendrá tanta necesidad de adaptar su cuerpo para el cambio de ambiente pero si vive en el jardín o patio, hará una muda rápida y abundante para regular su temperatura corporal.
El consejo más útil para sobrellevar esta etapa es el cepillado regular y no dejar que pasen los días y se acumule pelo muerto.
En los supermercados o tiendas de mascotas encontrarás diferentes tipos de cepillos, elige el que mejor se adapte a la raza de tu perro.
Por otra parte, se recomienda no rapar a cero a tu perro, ya que se corren dos riesgos: el síndrome del post-corte que provoca una alteración en el crecimiento del pelo nuevo y podría sufrir quemaduras solares graves, ya que su piel quedaría totalmente expuesta.