Por Marisol Rodríguez
Aromático, dulce y de fácil preparación, el café irlandés es todo un clásico, dentro y fuera de Irlanda.
En una noche muy fría, durante la década de los años cuarenta, tuvo su origen este legendario cóctel.
Whiskey irlandés, café, azúcar y crema son los ingredientes que le dan vida.
El antecedente
Mucho antes de su invención, ya existía la costumbre de mezclar café y bebidas alcohólicas destiladas.
Y una vez que se popularizó esta combinación, por toda Europa se extendieron los cafés al estilo vienés o parisino, un punto de reunión para socializar y calentarse en los fríos inviernos.
Su origen
La receta del café irlandés surgió al oeste de Irlanda, para ser más exactos en Foynes, localidad ubicada en el condado de Limerick, Munster.
Aquel lugar era una de las puertas de entrada a Irlanda en los años cuarenta, gracias a su puerto marítimo y al aeropuerto internacional por el que desfilaban personalidades de la política y cultura.
En 1943, el chef Joe Sherindan, quien estaba al frente de la cocina de uno de los mejores restaurantes que tenía el aeropuerto, preparó un café con whiskey irlandés para unos pasajeros que tuvieron que regresar, debido a las malas condiciones climatológicas.
Ante la insistencia de éstos por saber el nombre de tan fascinante bebida, se le ocurrió llamarla café irlandés y tras el cierre del aeropuerto, llevó su popular receta al Buena Vista Café de San Francisco, donde aumentó su fama y cada 25 de enero se conmemora su día.
Tip
Prueba maridarlo con chocolates y postres como una tartaleta de frutos rojos.
Un 20 de noviembre de 1956, tras filmar ‘El príncipe y la corista’ en Inglaterra, la estrella Marilyn Monroe y su esposo Arthur Miller hicieron una escala en el aeropuerto de Shannon en Irlanda como parte de su regreso a Nueva York.
Mientras estaban ahí, la icónica rubia tomó un café irlandés, añadió crema batida a su bebida y bromeó con el chef al preguntarle “¿es así como viene de las vacas en Irlanda?”.