Por Marisol Rodríguez / Foto: Internet
La niñez es una etapa que comúnmente se relaciona con una vida llena de felicidad, pero no siempre es así. Los problemas familiares, la sobrecarga en la escuela, la falta de tiempo libre para el juego o un mal estado de salud son algunos factores que desencadenan el estrés en la infancia.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) este se define como el “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción”.
El estrés infantil se clasifica en tres tipos:
Positivo: Cuando un niño crece en un ambiente donde se siente protegido y es capaz de enfrentar los desafíos y regresar a su estado de equilibrio.
Tolerable: Surge en el momento en que un menor vive una situación más seria como la pérdida de un ser querido. Cuando lo acompaña un adulto afectuoso, éste puede enseñarle a adaptarse a la situación y superarla.
Tóxico: Se presenta en casos de abuso, maltrato o negligencia crónica, ya que la respuesta física de alerta se mantiene activa y se afectan las conexiones del cerebro en desarrollo, lo que puede tener consecuencias en la salud física y mental.
La Universidad de Harvard señala que “cuantas más experiencias adversas en la infancia, mayor será la probabilidad de retrasos en el desarrollo y problemas de salud posteriores, como enfermedades cardíacas, diabetes, abuso de sustancias y depresión”.
¿Cómo prevenirlo o frenar sus efectos?
Como padre de familia tu puedes hacer mucho por tus hijos:
- Crea un ambiente seguro y tranquilo para que se desarrollen.
- Hazles saber que son importantes para ti y que estás para ellos ante cualquier situación.
- Sé más empático con sus emociones y ayúdalos a que las expresen, ya sean positivas o negativas.
- Enséñales a practicar técnicas de relajación y compartan actividades recreativas o deportivas.
- El juguete sensorial Pop It es una buena opción para que tus niños liberen su estrés.