Por Weekend / Foto: Internet
Para la mayoría de las personas el factor determinante para tener éxito académico es el nivel de inteligencia que cada uno tiene.
Si bien es cierto que no se puede negar que es un hecho muy importante, no podemos obviar uno más significativo aún: los hábitos de estudio.
Se considera hábitos de estudio al tiempo que se dedica a estudiar y lo que el estudio comporta en sí; es decir, no se trata solo del tiempo o el esfuerzo que se destina al ejercicio de memorización, sino el que se emplea en desarrollar todo el trabajo previo y posterior (resúmenes, esquemas, lecturas…). Además de la variable tiempo, se debe controlar la calidad del trabajo que se realiza en ese tiempo, y el ambiente en el que se desarrolla.
Los hábitos de estudio son adecuados, e incluso necesarios, durante toda la vida académica de una persona, ya que la dificultad de las tareas se incrementa con el paso de los años, y es conveniente haber cimentado desde pequeños una buena ética de trabajo y de esfuerzo.
Si piensas en los peques que empiezan el colegio con tres años, puedes plantearte qué tienen que estudiar a esa edad para necesitar estos hábitos.
Pues bien, puede que los colores, la grafía, los números o las vocales ya los conozcan y no requieran un trabajo extra fuera del aula, pero sigue siendo ideal que en casa se sienten todas las tardes con sus padres y repasen lo que han visto ese día en clase, que les dejen pintar libremente en un cuaderno o, mejor aún, que les lean un cuento.
El objetivo principal no es conseguir que adquieran muchos más conocimientos (en lo referente a los hábitos de estudio en esta edad eso es secundario), de lo que realmente se trata es de que desde pequeños entiendan que fuera del colegio hay que seguir haciendo cosas de clase.
A medida que tus hijos van haciéndose mayores las exigencias educativas crecen progresivamente con ellos y, por tanto, tener unas pautas adecuadas de estudio cobra cada vez más importancia.