De intenso color verde y un sabor adictivo, desde su descubrimiento el pistacho es considerado todo un manjar en la cocina.
Este fruto seco proviene del árbol pistachero, originario del Medio Oriente y uno de los más antiguos, el cual data desde siete mil año antes de Cristo, gracias a los vestigios arqueológicos de Turquía.
Entre los principales productores del pistacho se encuentran Grecia, Irán, Siria, Turquía, Pakistán y el occidente de Afganistán.
¿Exclusivo de la realeza?
Entre las múltiples leyendas que existen alrededor de este fruto seco, se dice que la reina de Saba lo decretó como un alimento exclusivo de la realeza y prohibió su consumo a los demás.
Mientras que, Nabucodonosor, rey de Babilonia antigua, tenía plantados árboles de pistacho en sus jardines colgantes.
A la fecha, el pistacho se divide en tres tipos: con forma de almendra verde, el primero es el noble o de Sicilia, el de mayor calidad y demanda.
El de Túnez, cuya almendra es más pequeña, es el segundo y el tercero, denominado Levante, se distingue por su almendra amarillenta.
Uso en la cocina
Es muy común consumirlo como una botana cuando está salado y tostado pero también suele utilizarse mucho en la repostería, por ejemplo, para elaborar helados y galletas o para decorar pasteles en su versión caramelizada.
En la cocina árabe es un protagonista a la hora de preparar postres como el Baklava y la Maskina, un pastel y una tarta muy populares de Siria y Egipto, respectivamente.
En la gastronomía moderna es común su uso como acompañante de quesos, sobre todo el de cabra en los canapés.
Saludables
El pistacho contiene entre un 18 y 24 por ciento de proteínas y es rico en azufre, potasio, hierro y vitamina B; además, contienen grasa insaturada y no posee colesterol, lo cual lo
convierte en un buen aliado en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
¿Sabías que…
El 26 de febrero se celebra el Día Mundial del Pistacho?