21 noviembre, 2024

“Yo vuelvo a nacer y me hago padre, es algo tan chido que experimento, es mi vida, esto me da vitalidad”, expresa el padre Roberto Luna.

Con veinte años dedicados al sacerdocio, en 2017 su carisma y labor en la comunidad juarense se proyectaron a nivel nacional al ser uno de los 18 participantes de MasterChef México.

A las afueras de su parroquia Corpus Christi –ubicada en la colonia Héroes de México–, a la que llama la “puerta del suroriente”, platica desde cómo descubrió su amor por esta vocación hasta su experiencia en el reality.

Enamorado de su vocación

Existen fechas que han marcado la vida del padre Beto. Una de ellas es el 29 de mayo de 1997, día en que se ordenó.

Su amor por esta vocación nace en plena adolescencia, cuando la curiosidad por la vida sacerdotal lo atrapó; pero fue al salir de la preparatoria que se replanteó qué era lo que quería hacer en su vida.

“Experimento en el Seminario en una etapa que se llama propedéutico y ahí encontré lo que es la razón de mi vida, dije: ‘¡Arre, vámonos!’, y nos fuimos con todo”, platica con el júbilo que lo caracteriza.

El padre Beto estudió en Roma la licenciatura en Historia de la Iglesia. A su regreso estuvo tres años en la iglesia Santa Rosa de Lima y desde 2006 se ha hecho cargo de la parroquia Corpus Christi.

“Lo que disfruto más es estar en mi parroquia: en cuanto te necesiten, que esté el padre, eso es lo que más amo de mi vocación, lo que me gusta y más me llena”, dice.

Con el espíritu y la esperanza en alto

Para el padre Beto el rumbo de su vocación ha evolucionado positivamente, “mantengo el espíritu puesto y la esperanza en nuestro Señor para que nos siga ayudando en esta labor”.

Agrega que este camino es como el de la propia vida, el cual se llena de experiencias y madura con el paso de los años.

Sobre sus ejemplos a seguir, comenta que principalmente ha sido la figura de San Juan Pablo II, a quien describe como una imagen de entrega pastoral, vitalidad y apertura a todas las culturas y realidades.

Y actualmente lo es el papa Francisco, quien –dice– está aventando a los hombres de iglesia a una nueva realidad y mentalidad.

“Una nueva comprensión desde el espíritu religioso, pero también de ciencias humanas, que te ayuda a comprender un nuevo horizonte de la vida y para ti mismo”, señala.

MasterChef: Una experiencia única

El padre Beto describe su participación en MasterChef México como una experiencia única en su vida porque, dice, le planteó un nuevo horizonte.

Entre risas recordó que los jueces le decían que tenía una cocina plana, “cuando salí número ocho decían ‘Usted debió haber salido hace mucho tiempo, pero nuestro Señor lo estaba ayudando’”.

Y también confesó que si le propusieran entrar de nuevo al reality ahora sí lo pensaría bien.

Del gusto de cocinar comparte que “es desde chiquillo en el sentido de que veía a mi papá que se metía a la cocina”, y agrega que ya en la vida sacerdotal se ha tenido que explayar al vivir solo.

Sencillo y con una paz profunda

“Una persona sencilla, abierta, con un sentido de una profunda paz, alegría, con un proyecto de vida muy sencillo en el sentido sacerdotal”: así se describe.

El padre Beto agrega que esta experiencia en su vida lo ha marcado y le exige más en el aspecto de la sencillez y del ánimo.

“Yo creo que vivimos en estructuras modernas, tan complicadas que el toque de la sencillez y la particularidad y de la apertura deja un gran sabor de boca y abre corazones”, comenta.

Y finalmente, sobre su futuro dice que se visualiza en parroquias más necesitadas, “me ilusiono con estar en lugares de mayor necesidad, terminar este servicio en algunos años en esta comunidad y volver a empezar en otra”.


Yo creo que vivimos en estructuras modernas, tan complicadas que el toque de la sencillez y la particularidad y de la apertura deja un gran sabor de boca y abre corazones”

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