Uno de los productos favoritos en la cosmetiquera de una mujer es sin duda el corrector, un aliado de belleza con el que las manchas, los granos, cicatrices y otras imperfecciones desaparecen al instante, siempre y cuando sepas cuál es el tono adecuado para cada situación y, por su puesto, cómo aplicarlo.

Dentro de todos los problemas que puedes resolver con el tono adecuado de un corrector existen tres que son los más comunes, por lo que a continuación te decimos cómo tratarlos.

• Enrojecimiento

La mejor forma de disimular la piel roja, ya sea por dermatitis o irritación, es utilizando el corrector en color verde. Dependiendo de la intensidad del rojo será la cobertura, así que no dudes en tener uno de estos productos a la mano si tu piel tiende a sufrir este problema. Aplica solo un poco para neutralizar y luego usa tu base de maquillaje como normalmente lo harías.

• Ojeras y bolsas en los ojos

La clave para disimular las ojeras y al mismo tiempo cuidar la delicada piel debajo de los ojos está en no saturar de producto, por lo que es recomendable elegir correctores que sean ligeros, aunque si tu problema es grave debes buscar que el corrector tenga bajos tonos amarillos, lo que le dará mayor calidez a tu complexión y neutralizará el morado que caracteriza a las ojeras.

• Acné

Un truco para acabar con los granitos es utilizar hielo por tres minutos en la zona afectada para bajar la inflamación y luego, con las manos muy limpias, recurrir a una versión más densa de corrector del tono de tu piel. Usa los dedos para aplicar el producto y difumina con pequeños golpecitos, pues si tallas con una brocha podrías reventar el brote y causar una infección; sella con un poco de polvo y listo, no volverás a saber de ese desagradable punto en tu cara.