24 noviembre, 2024

Por Marisol Rodríguez

Las deudas siempre han sido consideradas un sinónimo de algo negativo, ya que representan una carga para el bolsillo.
Pero también existen las buenas, que de elegirlas bien, te pueden beneficiar a largo plazo.
¡Aprende a distinguirlas!

Buenas

Este tipo de deudas se caracterizan por hacer que crezca tu patrimonio o te mantienen seguro ante ciertas eventualidades. Se adquieren para invertirlas en algo que genera ganancias a largo plazo. Son buenas cuando se destinan en bienes y su pago no rebasa el 30 por ciento de los ingresos ni representa un sentimiento negativo para ti.
Ejemplos:

  • Para invertir o potenciar un negocio.
  • La hipoteca de una casa.
  • Un seguro de gastos médicos mayores que te proteja a ti y a tu familia.
  • Pago de un maestría, que aumente tus posibilidades de obtener un mejor empleo con mayores ingresos.
  • Compra de un auto, por ejemplo, de segunda mano, obviamente en buen estado, el cual puedes poner a trabajar.

Malas

Su principal característica es que no generan ganancias, ya que solo se adquieren bienes que no se necesitan, con corta duración o que se deprecian muy rápido. Estas deudas se convierten en malas cuando hay un mal manejo y se rebasa la capacidad de pago. Además, generan el efecto bola de nieve, ya que se adquieren préstamos para pagarlas.
Ejemplos:

  • Comprar artículos que duran poco, entre ellos la ropa, calzado y despensa o el pago de viajes.
  • Pensar que las tarjetas de crédito son una extensión del sueldo y endeudarse con ellas.
  • Llevar un estilo de vida que no corresponde a los ingresos, por ejemplo, la última versión de un celular, videojuego o un automóvil del año para ganar estatus.
  • Para jugar o apostar, muchas personas han perdido su patrimonio.
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