21 noviembre, 2024

Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet

En cualquier edad que la practiques, la yoga es una disciplina que aporta muchos beneficios al cuerpo. Si te encuentras en la menopausia, las asanas reparadoras o de apoyo son buenas aliadas para aliviar los efectos secundarios de esta etapa. Checa estas tres posturas y dile adiós a los sofocos, el estrés, la depresión, falta de sueño y más.

Salaba Sarvangasana

Una postura que induce a la calma, ayuda a aliviar el estrés y la depresión leve, mejora la digestión, reduce la fatiga, alivia el insomnio, tonifica las piernas y glúteos, y estira los hombros y el cuello.

Para practicarla solo debes acostarte en una colchoneta, deslizar las caderas contra la pared y estirar las piernas apoyándote en la pared; enseguida, lleva los dedos de los pies a la nariz.

Janu Sirsasana

Esta asana tiene el poder de calmar el cerebro y ayuda a aliviar la depresión leve. Estira la columna vertebral, los hombros y las ingles; mejora la digestión y alivia los dolores de cabeza.

Ponerla en práctica es sencillo: siéntate en tu colchoneta con las piernas estiradas frente a ti. Dobla la rodilla derecha y muévela de modo que la planta del pie quede contra el muslo izquierdo formando un ángulo recto con la pierna izquierda. Después, dobla la ingle mientras tratas de tocar la rodilla con la cabeza. Toma una toalla y envuélvela alrededor de la parte inferior de un pie y tira de tu pecho hacia tu pierna para permitir que la correa ayude a sostener el estiramiento.

Setu Bandha Sarvangasana

Es una de las poses clásicas del yoga, también llamada puente. Entre sus beneficios: calma el cerebro y ayuda a aliviar el estrés y la depresión leve. Mejora la digestión, reduce la ansiedad, la fatiga, el insomnio y el dolor de espalda y cabeza.

¿Cómo hacerla? Acuéstate boca arriba con las palmas de las manos hacia abajo; posteriormente, dobla las rodillas para que los pies también queden planos sobre tu colchoneta. Coloca los talones lo más cerca que puedas de los glúteos y levanta tu trasero de la colchoneta. Acerca las manos todo lo que puedas por debajo de tu cuerpo levantado, alza el área pélvica lo más alto posible y deja que los hombros soporten todo el peso. Notarás cómo se estiran tu cuello y columna.

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