Por Marisol Rodríguez / Fotos: Freepik
“Uno de cada ocho hombres va a experimentar en algún momento de su vida un cáncer de próstata”, señala el doctor Juan Pablo Sánchez Alvarado, especialista en urología.
Esta enfermedad, caracterizada por el crecimiento descontrolado de las células de la glándula prostática, es el segundo tipo de cáncer más frecuente en el hombre, después del de piel.
Un diagnóstico oportuno es clave para mejorar el pronóstico, pero este cáncer no siempre muestra síntomas en su etapa inicial, por lo que muchos casos pasan desapercibidos o pueden ser confundidos con otras enfermedades frecuentes como el crecimiento prostático o inflamación de la próstata, las cuales pueden presentarse en el mismo hombre.
Edad y antecedentes familiares, principales factores de riesgo
“La edad es uno de los principales factores de riesgo, entre más edad tengo más posibilidades tengo de que me dé un cáncer de próstata”, comenta el especialista.
El segundo, son los antecedentes familiares de primer grado, por ejemplo, si un papá es diagnosticado, su hijo tendrá cuatro veces más de posibilidad de padecerlo.
“Otro factor de riesgo que se ve es la raza, es más común en hombres de raza negra y en quienes tienen ciertos hábitos como una dieta rica en grasas malas, el tabaquismo y sedentarismo”, agrega.

Signos de alarma
A estos factores se suma la presencia de síntomas en la orina, conocidos como STUI (síntomas del tracto urinario inferior), tanto de almacenamiento como de vaciado.
En lo primeros destacan ir frecuentemente al baño durante el día, levantarse muy seguido en las noches, urgencia por orinar y la sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga.
Por su parte, los síntomas de vaciado incluyen la disminución del calibre del chorro, de la fuerza o un flujo urinario que es intermitente y goteo.
Otro de los signos que pueden llamar la atención es una hematospermia, que se traduce como sangre en la eyaculación.
“Cuando el problema es avanzado puede haber ataque al estado general, sangrado al orinar o eyacular, pérdida de peso, no me dan ganas de hacer cosas, no me dan ganas de comer y puede empezar a haber un dolor óseo, dato de que la enfermedad ya no está en la próstata, ya está por fuera”, señala.

El mejor tratamiento
Si se identifican algunos de estos factores de riesgo o signos de alarma es importante acudir con el urólogo a partir de los 40 años y si no, después de los 45 realizarse una prueba de antígeno prostático específico anualmente.
“Es un estudio de sangre que puede ir avisando si hay posibilidades de padecer un cáncer de próstata y está al alcance en todos los laboratorios”, menciona.
Si se diagnóstica la presencia de este tipo de cáncer, el primer paso es identificar en qué etapa está para ofrecer el mejor tratamiento.
Una opción es la prostatectomía radical, una cirugía para quitar por completo la próstata, “ofrece bastante control o curación, siempre y cuando esté bien indicada y diagnosticada la enfermedad a tiempo”.
Otra posibilidad para el paciente es la radiación para tratar de combatir por completo el cáncer, su tasa de curación es similar a la de la cirugía, menciona el urólogo.
En los casos donde este padecimiento ha salido de la próstata, existen opciones de tratamientos como los medicamentos de bloqueo hormonal para tener un buen control de la enfermedad y si son más avanzados, se realiza un manejo conjunto con oncología para la aplicación de quimioterapia.
“En todas las etapas se pueden ofrecer opciones de tratamiento con bastantes buenos resultados, pero lo preventivo es lo principal para hacer diagnósticos siempre oportunos”, concluye.