Hay mucho enojo y angustia en las personas y parece que cada vez incrementa más. En realidad existe muy poca tolerancia a la frustración; queremos todo ya y a nuestra manera, y tendemos a querer controlar todo y a todos y eso es imposible.
Una persona con frustración tiende a ser agresiva porque se juntan dos emociones: el enojo y la angustia; y la mezcla es adrenalina pura, que liberamos de varias maneras:
- Gritando
- Agrediendo a los demás
- Criticando
- Envidiando
- Haciendo chisme
Y esa frustración interna la podemos sacar con la pareja, con los hijos, con el jefe, los compañeros de trabajo, el vecino…
Pero ¿cómo me protejo de una persona agresiva?
Estos puntos te ayudarán
- Aprendiendo a poner limites: tengo que saber que cuando el otro está enojado yo tengo el control de la situación, y que los limites que yo establezco no son para cambiar a la persona que maltrata, sino para protegerme a mí mismo.
- Los límites son desde la palabra
- Cómo es poner límites y con quién: existen muchas técnicas muy buenas reconocidas a nivel mundial, porque en toda cultura hay personas agresivas y se utilizan dependiendo de la cercanía o familiaridad con la persona. Ejemplos:
- Con la pareja…
- Con el jefe…
- Con los compañeros de trabajo…
- Con el vecino o con personas desconocidas…
- Cuando no pones límites estás invitando a las personas a que te traten como ellas fueron tratadas
Nunca vas a permitir que alguien te maltrate más de lo que te maltratas a ti mismo con lo que te dices cada mañana. Por eso es importante reflexionar sobre qué es lo que pienso de mí y cómo me critico constantemente. Si no aprendemos a ponernos límites a nosotros mismos, nunca se los vamos a poner a los demás.