28 marzo, 2024

Sin importar dónde estés ni lo que estés haciendo, si tu hijo comienza a sentir frustración lo más natural es que lo exprese por medio de un berrinche. Los niños de alrededor de dos años aún no saben bien cómo lidiar con algunas emociones, por lo que estas podrían adueñarse de ellos y provocarles arranques de ira. Si anteriormente se han dado cuenta que esto les reporta beneficios, lo seguirán haciendo.

Ni a ti ni a los que están por el lugar les gusta este comportamiento, por lo que a continuación te damos algunos consejos para lidiar con la situación y resolverla de la mejor manera. Recuerda siempre mantener la calma y tener en mente que se trata de una fase, siempre y cuando le ayudes a superarla.


¿Qué hacer?

• Intenta no discutir con tu hijo: es normal que las rabietas nos saquen de nuestras casillas, pero hay que demostrar quién es el adulto en estas situaciones. Mientras dure la pataleta tu hijo está más allá de la razón, por lo que discutir con él solo servirá para incrementar su frustración. Evita tensiones innecesarias y hazle ver que, cuando esté más calmado, podrán dialogar.

• Busca alternativas: las rabietas son muestras de rebeldía, por eso es normal que cuando le dices a tu hijo que no, él intente hacerlo. Pero si después de prohibirle una cosa le permites otra, la cosa cambia. Por ejemplo, si su berrinche viene porque quiere andar en bicicleta dentro de casa, explícale que podrá ir en bicicleta en el parque, acompañado de sus amigos.

• Refuerza sus buenas conductas: la mejor forma de luchar contra las rabietas es intentar que no aparezcan. Alabar sus buenos comportamientos es un buen mecanismo para hacerle entender que con buenos modos puede conseguir mucho más que con gritos y rabia.

• Explícale las consecuencias de su comportamiento: no se trata de castigar, sino de hacerles entender que su comportamiento no les llevará a ningún lado. Adviértele que si quiere conseguir algo, te lo tendrá que explicar en un tono normal, sin gritos ni llantos. Es una buena técnica para que comprenda que mientras está llorando nadie puede entenderle.

• Ayúdale a trabajar su inteligencia emocional: precisamente porque los niños no tienen del todo desarrollada su inteligencia emocional se producen las rabietas. Por eso hay que ayudarles a que trabajen este aspecto, pero sin ponérselo todo en bandeja. Lo primero de todo es que comprendan qué les ocurre; de esta manera será más fácil aprender a cambiarlo. Una buena manera es dejar que se calme solo, así podrá reflexionar y saber por qué los adultos no le hacen caso en su esfuerzo por gritar y montar un espectáculo.

• Que no te incomoden las rabietas en público: no es algo personal, el niño no pretende desafiarte ni retarte, solo conseguir lo que se propone. Es por eso que no debes sentirte mal cuando tu hijo busca el momento más inoportuno para el berrinche, de lo contrario el niño notará tu preocupación y lo usará como herramienta para que le des el visto bueno a lo que quiere.

• Sé coherente y no bajes la guardia: los límites y las normas son necesarias para la correcta educación de tu hijo, por eso no debes relajarte y permitir que se salga con la suya en una rabieta porque te encuentres con las defensas bajas. Mantén tus normas y sigue siempre estas pautas para que el niño se acostumbre y aprenda cuál es la dinámica a la hora de conseguir algo.

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