Hay ocasiones en que no te mides en tus compras adquiriendo cosas innecesarias o de poca utilidad. La clave no es evitarlos, sino identificarlos y controlarlos.
Podemos entender un gasto emocional como una compra no planeada que hacemos conducida por las emociones: a veces compramos cuando estamos tristes o muy felices; en cualquiera de las dos situaciones compramos ya sea para mejorar nuestro estado de ánimo o porque le damos menos importancia a gastar por estar felices.
Pero, ¿cómo controlarlos? Todo está en el proceso interno que pasa por nuestra mente, pues podemos cambiar nuestro discurso interno por “¿realmente necesito hacer esta compra?”, “¿está dentro de mi presupuesto?” o “¿tiene sentido que lo compre?”. Sólo nosotros podemos responder a estas preguntas, así que debemos ser sinceros con nosotros mismos y ahí está la diferencia entre hacer un gasto emocional y comprar algo que realmente necesitamos.
Los gastos emocionales por lo general corresponden a deseos, cosas que queremos tener pero que, al adquirirlos nos aportan muy poco, restando nuestros recursos y convirtiéndose en cosas inútiles; además, nos pueden causar estrés por la deuda adquirida o por emergencias que no podemos pagar posteriormente.
Otro tipo de gastos son los gastos fuga, que también son resultado de nuestro estado de ánimo. También los podemos evitar si sabemos identificar los momentos en que más los hacemos. Contar con un control de gastos y una planeación financiera te ayudará a mejorar tu situación económica, tus deudas por pagar o a alcanzar tus metas financieras y de vida.
Para facilitarte la labor, te compartimos los siguientes pasos para no caer en gastos emocionales, de acuerdo con la financiera Principal:
1. Identifica las emociones que te hacen gastar. Piensa en las emociones que te llevan a realizar compras (estrés, cansancio, felicidad, tristeza, aburrimiento) y así, cuando te sientas de esa manera, podrás evitar este tipo de compras conscientemente.
2. Cambia tus hábitos. Busca una manera de pasar tu tiempo sin que gastes tu dinero, prueba actividades como hacer ejercicio al aire libre, leer un libro, o visitar a las personas que quieres. Esto te permitirá distraer tu mente y alejar los gastos de tus bolsillos.
3. Resiste las tentaciones. Si vas a una tienda y hay descuentos y rebajas, evita caer en la tentación de comprar. Recuerda, piensa si en verdad lo necesitas y si tus finanzas te permiten hacer ese gasto sin salirte de tu presupuesto mensual. Un tip: guarda tu tarjeta de crédito en casa, así evitarás tentaciones.
4. Paga y ahorra, antes de gastar. Empieza el mes liquidando las deudas que tengas o puedas pagar, después destina un porcentaje de tu sueldo para tu ahorro y usa el restante para gastar y divertirte. Así, aunque llegues a gastar, no afectarás tus finanzas personales.
5. Acércate a un profesional. Si aun así no puedes evitar caer en las tentaciones de los gastos, acércate a expertos financieros que te ayuden a administrar mejor tus finanzas y a desarrollar un plan específico para ti y tus metas de vida.
Ten en cuenta que puedes controlar los gastos emocionales si eres consciente de ellos. La clave es tener en mente tus objetivos cuando salgas a comprar, a cenar, de vacaciones o a divertirte con tus amigos.
Piensa en esos objetivos y así será menos probable que las emociones manden sobre tus compras. Cabe mencionar que también hay excepciones y hay cosas por las que definitivamente vale la pena adquirir una deuda, como la compra de una casa.