Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet
¿A la hora de elegir un rubor en qué te basas? Si lo eliges solo porque es tu color favorito, estás en un gran error.
Lo más importante es tomar en cuenta tu tono de piel para que esta luzca natural, muy similar a como se vería con las chapitas que aparecen cuando te ruborizas. Identifica cuál es el que mejor le va a tu rostro:
Piel blanca
Este tipo de pieles se caracterizan por tener un tono rosado natural en las mejillas, si es tu caso elige rubores fríos y pálidos.
Piel media
Si tu piel no es muy blanca ni tan bronceada, opta por una paleta con colores rosas y naranjas intermedios.
Piel olivácea
Poseen un subtono amarillento, por lo que resultará mejor un blush cálido y encendido en tonos melocotón, coral, cereza o rosa fresa.
Piel oscura
Requieren tonos intensos para resaltar las mejillas como el frambuesa, un rojizo o naranja.
5 básicos a la hora de aplicarlo
1. Solo el necesario
Nunca te excedas en su cantidad, recuerda que debe lucir natural.
2. Sigue un orden
Aplícalo después de maquillar los ojos o el resto de la cara, así sabrás cuánto debes poner; siempre debe ir después de la base.
3. ¿Piel seca o grasa?
Si tienes el primer tipo, opta por uno en crema para darle una mejor textura a las mejillas; si es grasa, elige uno mate, así te durará más tiempo.
4. ¡Sonríe!
Al hacerlo, enfatizarás el área de las mejillas; aplícalo en el centro y difumina hacia arriba en dirección a las orejas.
5. Haz match
Busca que sea de la misma gama del labial que usarás para que tu rostro tenga armonía.