Para los padres primerizos la idea de dejar a su hijo dormir con ellos puede resultar tierna y cómoda, ya que tenerlos a un lado toda la noche evitará los rondines nocturnos. El colecho, como se le conoce a esta práctica, es refutado por los pediatras, pero algunos terapeutas aseguran que el hecho de que el hijo duerma con sus padres impacta su seguridad.
La pregunta sobre hasta cuándo o qué edad deben compartir los padres la cama con sus hijos es un debate del que resaltan diferentes factores, y al final tú podrás determinar qué es mejor para tu casa. Aunque muchos pediatras exhortan a los padres de familia a enseñar a sus hijos a dormir en sus camas desde las primeras semanas de nacidos, la especialista en Educación del Centro de Salud de Londres, Margot Sunderland, asegura que tiene mejores resultados permitir dormirse a los niños en la cama de sus padres.
Colecho: ¿bueno o malo?
Margot Sunderland considera que hasta los cinco años es una práctica que resulta en una inversión para los niños, ya que la separación les causa ansiedad y miedo.
Lo bueno
La doctora Sunderland, basada en 800 estudios científicos, asegura que un niño que es separado de uno de sus padres experimenta una actividad similar a un dolor físico.
Lo malo
Gina Ford, autora de libros sobre bienestar de los niños, considera y exhorta a los padres establecer horarios y rutinas del sueño, así como dormir en sus habitaciones y no con los padres. De acuerdo con la escritora, que los hijos duerman con los padres causa más inconvenientes a largo plazo.
Reflexión
Para la psicóloga Fabiola Flores es necesario que los padres establezcan horarios y rutinas desde que son bebés. Cada padre de familia es diferente y tiene hábitos y aplica valores diversos, sin embargo, los hijos como los padres deben mantener una independencia e intimidad. “Ciertamente los niños pueden ser más seguros y generar un lazo de confianza con sus padres, pero no deben usar ese recurso como chantaje con el tiempo”, indicó.
¿Entonces cuándo?
La mejor edad para cortar ese lazo es antes de que cumpla 2 años de edad, ya que de otra manera el niño o niña comienza a tener un apego con sus padres, ya que psicológicamente no quiere que esa intimidad física con su madre termine.
Fuente: Fabiola Flores, psicóloga
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