La vida de los estudiantes ha cambiado radicalmente en los últimos siete meses a raíz de la pandemia. Se han vuelto ermitaños en varios sentidos. Su hogar se convirtió en un aula donde el docente imparte el conocimiento a través de una pantalla.
Los jóvenes y los niños están acostumbrados a ver rostros en un monitor; personajes que lanzan información sin fin ni objetivo, aquellos que llaman influencers o youtubers; entretenimiento a manos llenas, y con ello, el sedentarismo se vuelve un estilo de vida. Pero qué pasa cuando se remplazó a esos personajes con maestros y maestras, que por las mañanas realizan un enorme esfuerzo por llevar de manera entretenida un aprendizaje.
La educación se lleva de manera diferente en cada uno de los hogares, ya que es difícil conocer a fondo el contexto donde el alumno toma sus clases, aunque en una cosa sí es igual en todos: los niños y jóvenes necesitan movimiento.
Una de las estrategias más ingeniosas que tienen los educadores, son las dinámicas de grupo, que en la Nueva Escuela Mexicana lleva el nombre de “Pausas activas”. Éstas son actividades que tienen el objetivo de accionar al cuerpo, pero más importante al cerebro. Sacudirlo para que no se canse y pueda retener de forma más eficiente los conocimientos que el docente le está otorgando. Cada maestro tiene diferentes aptitudes y actitudes, las cuales se adaptan para brindar una particular forma de llevar a cabo la dinámica ante su grupo.
El colectivo docente programa de manera sistemática ciertas pausas en el transcurso de la jornada escolar, que tienen como objetivo apartar al estudiante del ámbito común de aprendizaje, y sacarlo de la zona de confort, pero ¿cómo se logra esto? Con nuevos retos y ejercicios que desafíen al intelecto, ¿si han visto la película de Inception con Leonardo DiCaprio?, que para despertar se sugiere una caída, pues, en otras palabras, el docente da esa patada que provoca despertar del letargo al estar varias horas escuchando a un educador.
El cerebro humano es bellísimo en muchos sentidos, no obstante, es muy susceptible a la rutina, y las pausas activas llegaron para cambiar el panorama de una educación monótona.
Gracias a la tecnología, los maestros tienen herramientas para obtener nuevas dinámicas de estudio entretenido que pueden aplicar a los estudiantes. Lo único que se necesita es la actitud adecuada y el momento preciso, donde la pausa activa se vuelve un aprendizaje divertido.
Por Carlos A. Rodríguez
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