26 abril, 2024

Los niños comparten pautas predecibles en su desarrollo, pero no todos tienen las mismas necesidades, ni presentan las mismas dificultades en su educación. Aunque existen valores promedios, cada niño es una persona única y su nivel puede variar en distintos aspectos de su desarrollo respecto a su edad. Sin embargo, fijándose en esos valores medios, se puede determinar si presenta o no cierta inmadurez.

Comprueba si es inmaduro

Los principales hitos en el desarrollo del niño se organizan de acuerdo con un calendario que puede sufrir altibajos pero por lo general, tu hijo se comportará de acuerdo con las siguientes pautas.

A los 6 años:

  • Juega con otros niños aunque todavía le cuesta ponerse de acuerdo y se enfada con frecuencia. No le gusta perder. Su egocentrismo se suaviza, pero aún está ahí. Utiliza los juguetes de forma más apropiada que hasta ahora.
  • La imitación y la experimentación siguen siendo su principal modo de aprendizaje. Mantiene el pensamiento mágico.
  • Tiene continuos cambios de humor. Las rabietas siguen presentes, pero mucho menos que en etapas anteriores.

A los 8 años

  • Es capaz de ponerse de acuerdo con otros niños para llevar a cabo un juego y acepta mejor la derrota. Le gusta jugar con sus amigos más que con sus papás.
  • Interpreta las cosas desde una perspectiva más realista; su creencia en Santa Claus o el ratón de los dientes desaparecen. Puede utilizar la lógica para resolver problemas concretos, pero le cuesta mucho la abstracción.
  • Maneja mejor sus emociones y es más comedido en sus actos, tolera mejor la frustración. Refunfuña cuando se le pide algo, pero lo hace si se le ha educado para colaborar en el hogar.

A los 10 años

  • Su juego, tanto en grupo como en solitario, es más organizado. Tiene intereses y aficiones concretas –deportes, colecciones, ciencia– y se vuelca en ellas.
  • Analiza el mundo a través de la lógica y los principios aprendidos. Se interesa por muchas cosas y la lectura pasa a ser una fuente importantísima de aprendizaje.
  • Le gusta participar de la vida de los adultos aunque intenta “escaquearse” de las tareas domésticas. Suele ser descuidado y desordenado. Se siente más seguro de sí mismo y más responsable de sus actos.

Cómo fomentar la madurez

Hacer de los hijos personas maduras y autónomas es una tarea de los padres. Tu forma de tratarle tiene mucho que ver con su forma de ser. Demasiadas exigencias o muy pocas, pueden convertir al niño en una persona insegura y dependiente o en alguien egoísta que solo piensa en su propio beneficio. Para lograr una madurez acorde con su edad:
• Dale responsabilidades que pueda asumir. Poner la mesa, recoger su cuarto, cuidar de la mascota– y exígele que las cumpla.
• Él también necesita libertad. Tiene que ampliarse a medida que la madurez de tu hijo crece –salir un rato con los amigos, ir de campamento, acostarse más tarde– y debe ir acompañada de responsabilidad.
• Refuerza su autoestima. Alaba sus logros y sobre todo su esfuerzo. Y felicítalo por sus muestras espontáneas de madurez y responsabilidad.

Fuente: www.guiadelnino.com

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