Por Weekend / Fotos: Internet
¿Recuerdas qué coleccionabas de pequeño? Seguramente tu respuesta es: muñecas, carritos, canicas, monedas, billetes o calcomanías, entre otros objetos. En nuestra infancia casi todos tuvimos alguna colección que cuidábamos como un tesoro y con mucho orgullo.
Coleccionar es una actividad educativa que fascina a los niños, sobre todo cuando están entre los 6 y 8 años, ya que su propio desarrollo intelectual les permite aprender y poner a prueba sus conocimientos de clasificación y orden.
Además de ser una buena forma para socializar y divertirse; descubre sus beneficios.
Los niños se entretienen un rato lejos de las pantallas. No tenemos nada en contra de la tecnología pero ¡qué bonito es disfrutar del intercambio cara a cara y de la paz de la vida offline!
Se fomenta la concentración. El pequeño presta atención y se concentra para saber exactamente qué pieza le falta, cómo ordenar, cuidar y completar su colección.
Ayuda a socializar. Una colección puede ayudar a los niños tímidos a romper el hielo. ¿Cómo? Muy sencillo: cambiando un sello, por ejemplo, el peque puede conocer a otros niños y entablar una amistad más fácilmente.
Desarrolla la tolerancia a la frustración. Cuando no consigue una determinada pieza, se frustra. Es una reacción normal y natural de cualquier ser humano. Poco a poco, aprenderá a tolerarla y a convivir con ella.
Enseña a ordenar. Una colección sin orden ¡no existe! Los niños aprenden a ordenar sus piezas porque sino ¡se pierden!
Educa al niño sobre el valor del dinero. Un pequeño coleccionista aprenderá de a poco el valor del dinero porque ¡muchas veces tendrá que usar sus propias monedas para seguir completando su colección!
Enseña el valor del esfuerzo y la constancia. La única manera de completar una colección es trabajar duro, algo que tu hijo aprenderá rápidamente.
Se desarrolla la memoria. Cualquier coleccionista es capaz de recordar las piezas que tiene y las que le faltan. ¡Un ejercicio de memoria muy divertido!
Referencia: www.educo.org