12 julio, 2025

Pocas bebidas en el mundo tienen el arraigo cultural y simbólico que el tequila representa para México, al ser una expresión viva de la historia, el paisaje y la identidad nacional.

Karla Torres, máster en Comunicación y Periodismo Gastronómico, nos explica por qué es mucho más que un trago para celebrar.

“Es tan representativo porque proviene de su historia ancestral, ya que el agave azul, con el que hoy se elabora, era utilizado antiguamente para las medicinas, algunos textiles, comida y hasta herramientas. A la llegada de los españoles se implementó la técnica del destilado, sin embargo las raíces son totalmente mexicanas y es parte de la identidad de algunas regiones del país donde se estableció la denominación de origen”, expresa.

Del brindis al plato

Para Torres, pensar en México es brindar con un tequila, “es parte de nuestra cultura a interacción social…creo que es un homenaje a nuestras tierras y al esfuerzo de cada una de las personas que realizan esta bebida”.

Actualmente, el tequila ha evolucionado de ser una simple bebida para celebraciones a un elemento clave en las experiencias gastronómicas sofisticadas.

“Hoy no solo se toma como aperitivo o digestivo, sino que se integra de forma armónica con platillos de alta cocina, tanto mexicana como internacional, usándolo en recetas como reducciones, salsas y postres flameados”, comenta.

Dicha evolución, viene de la mano con un mayor conocimiento sobre sus notas sensoriales y proceso de elaboración, “lo que permite valorarlo de manera más compleja y encontrar combinaciones que realcen tanto el platillo como la bebida”.

El maridaje ideal

Cada tipo de tequila tiene sus propias notas y, por lo tanto, maridajes específicos. Torres nos comparte sus recomendaciones:

Tequila blanco: Ideal para platillos del mar como ceviches, aguachiles y preparaciones con acidez, ya que es fresco y cuenta con notas cítricas.

Tequila reposado: Va bien con carnes blancas, como pollo en mole, unos sopes de cochinita pibil, una carne asada o chiles en nogada, al ser un tequila que ha pasado por barrica y posee notas suaves y especiadas.

Tequila añejo: Por sus toques dulces y amaderados, marida con platillos de larga cocción como el lechón al horno e incluso con postres como el flan o de chocolate semiamargo.

Cócteles con personalidad

Aunque tradicionalmente se disfruta solo para apreciar su pureza, el tequila ha encontrado un lugar protagónico en la coctelería de autor, señala Torres.

“Algunas combinaciones como el tequila blanco con jugo de toronja, chile y albahaca o un añejo con café espresso y licor de naranja son opciones que muestran su versatilidad”, expresa.

Sobre los cócteles clásicos recomienda la margarita con sal de gusano o el tequila con agua tónica y twist de limón como alternativa al gin tonic.

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