29 abril, 2024

Por Carlos A. Rodríguez / Fotos: Internet

Cuando de natación se trata, un nombre llega a la mente de manera automática: Michael Phelps. Este hombre ha sido la inspiración de miles de nadadores que quieren emular las hazañas obtenidas por este tiburón humano, aunque es muy probable que falte tiempo para que eso ocurra.
Con las olimpiadas Tokio 2020 llevándose a cabo, y con un Phelps como espectador, las batallas en la alberca olímpica están a la orden del día. Personalmente la natación con sus diferentes modalidades, ha sido uno de mis deportes favoritos a seguir en cualquier olimpiada, por lo que es interesante ver cómo esta disciplina se desarrolla; eso sí, el rey de la piscina será todavía por algún tiempo nuestro personaje estelar.

Miedo al agua

Considerado uno de los mejores nadadores de todos los tiempos, Michael Fred Phelps nació el 30 de junio de 1985 en Baltimore, Maryland, en el seno de una familia de clase media muy deportista. Después de practicar desde muy pequeño algunos deportes típicos de Estados Unidos (béisbol y fútbol americano), comenzó a nadar a los siete años, instigado por sus hermanas, Hilary y Whitney. Aunque el pequeño Michael le tenía miedo al agua, en su biografía explica que se refugió en las piscinas para no oír las discusiones entre sus padres, que poco después se divorciarían.
“Puede que usted piense que el primer día que toqué el agua me convertí en algo así como un delfín y que nunca más quise salir de la piscina”, escribió en Beneath the Surface. “De ninguna manera. Lo odiaba. Me estoy refiriendo a gritos, pataletas y puñetazos, y a odiar las gafas de natación”.

TDAH

Al describirse de niño en su libro No Limits: The Will to Succeed, Phelps no presenta una imagen muy favorecedora que digamos: “Tenía orejas grandes. Era escuálido. Me criticaban mucho”. Y en su libro anterior, Beneath the Surface: My Story, dice que hablaba demasiado rápido y no miraba a las personas a los ojos cuando le hablaban. Desde kínder, Phelps tuvo problemas de inatención. Una maestra le comentó a su madre, que también era maestra: “Su hijo nunca podrá concentrarse en nada”.
Phelps fue diagnosticado con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) en sexto grado. No obstante, a pesar de que no podía permanecer quieto en clase, podía nadar hasta tres horas en la piscina después de la escuela.
A la edad de once años se cruzó en su vida el técnico Bow Bowman, quien pronto advirtió las cualidades innatas que poseía para la natación. Con él empezó a entrenar en el North Baltimore Aquatic Club. De hecho, el prestigioso técnico se convirtió en su segundo padre, ya que con su padre biológico, un policía retirado, apenas mantuvo relación desde que se separó de su madre.

Primeras olimpiadas

En 2000, apenas cumplidos los quince años, Phelps participó en los Juegos Olímpicos de Sydney. Logró un meritorio diploma al ser quinto en los 200 metros mariposa. Tal vez los fans de la natación se dieron cuenta, durante los Juegos Olímpicos de Sidney, del potencial que tenía un joven Phelps de solo 15 años.
Desde Ralph Flanagan en 1932, no había habido ningún nadador tan joven en el equipo olímpico de natación de los Estados Unidos. Aunque no ganó ninguna medalla, sí llegó a las finales.

Foto: Simon Bruty

Época de oro

Fue en los siguientes Juegos, los de Atenas de 2004, cuando se hizo mundialmente famoso con sus 6 oros y dos bronces. Supuso la explosión mediática de Phelps, que un año antes había demostrado ya su destreza ganando cuatro oros en los Mundiales de Barcelona.
En los Juegos de Pekín de 2008 consiguió los ocho oros: 200 libre, 100 y 200 mariposa, 200 y 400 combinados y los relevos 4×100 y 4×200 libre y 4×100 combinados. Era algo sin precedentes, Phelps se convirtió en leyenda al ser el deportista más condecorado en una sola edición, título que mantiene todavía. Con el millón de dólares que recibió de la marca de bañadores Speedo por sus medallas de oro en Pekín, creó la Fundación Michael Phelps para promover la natación infantil y la seguridad en el agua.
Igualó en dos ocasiones el récord de ocho medallas de cualquier tipo en unos JJ.OO. que consiguiera el gimnasta soviético Alexander Dityatin en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Superó a su compatriota Mark Spitz al ganar ocho medallas de oro en las Olimpiadas de 2008. En 2010 fue elegido mejor deportista FINA de la década en la disciplina de natación masculina.
Michael Phelps posee así el récord medallista con un total de 23 medallas de oro, 3 medallas de plata, 2 medallas de bronce y un total de 28 medallas. Batió 37 récords mundiales en natación.

Hogar, dulce hogar

Casado con Nicole Johnson, la boda se celebró el 13 de junio de 2016 en Paradise Valley (Arizona). Comenzaron a salir en 2007, un romance que se vio interrumpido en 2011, aunque acabaron retomándolo.
Tras un largo noviazgo, se comprometieron en febrero de 2015. En octubre de 2015, anunciaron que la modelo estaba embarazada, y en mayo de 2016 llegaba al mundo su primer hijo, Boomer. Su segundo hijo, Beckett Richard, nació el 12 de febrero de 2018. Maverick Nicolas Phelps, nació el 9 de septiembre de 2019.

Ejemplo dorado
Phelps ha sido un ejemplo, no sólo para nadadores o deportistas, sino para muchas personas. El superar una separación temprana de sus padres, el lidiar diariamente con el TDHA, luchar en contra de la depresión y hasta cierto punto el suicidio; dan motivos para admirar a este gran atleta y ser humano.
El legado de Michael Phelps no permanecerá únicamente en las albercas olímpicas, va más allá del deporte.

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