Para conocer del tema es importante estar al tanto de su significado: es el acto por que una persona o entidad se responsabiliza de deudas y en general del cumplimiento de una obligación hacia otra persona o institución; es decir, cuando decides ser aval de alguien más habrá un contrato de por medio al que deberás responder en caso de que la persona quede mal.
La Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros) advierte que ser aval es la segunda razón de contar con un mal historial crediticio en México; únicamente le antecede no pagar la tarjeta de crédito a tiempo.
Si estás por acceder a firmar como aval, evalúa a la persona y a qué tipo de crédito se está comprometiendo; además, como sugerencia deberás estar bien informado sobre cómo se encuentra el pago y la deuda para estar seguro que el respaldado está cumpliendo con lo acordado.
Entonces, al ser aval no hay vuelta atrás: la recomendación es pensarlo dos veces antes de decidir firmar por alguien más, ya que no es un juego del que puedas salirte. Aunque tu familiar o amigo tenga un historial crediticio perfecto y pueda ser de tu entera confianza, siempre existirá la posibilidad de que ocurra una emergencia o un evento inesperado que le complique cumplir con sus obligaciones y aquí entras tú como aval para liquidar una deuda que originalmente no es tuya, para no afectar tu propio historial de crédito.
En el caso de que ya seas aval y la persona no cumplió con su deuda, te sugiero acercarte directamente a la institución o con una reparadora de crédito, la cual es una empresa encargada de negociar tu deuda con el banco para acordar un posible descuento.
Si eres tú quien busca un aval, primero considera si realmente necesitas lo que vas a adquirir con el crédito y si es el momento adecuado. Si la respuesta es sí, busca a una persona solvente económicamente y de toda la confianza.