Por Marisol Rodríguez / Foto: Internet
El brunch es ese momento perfecto entre el desayuno y almuerzo para convivir y obviamente, disfrutar de exquisitos manjares.
Su tradición nació a finales del siglo XIX en Inglaterra, donde los empleados de familias de la élite británica dejaban preparados grandes banquetes para que estas los disfrutaran el domingo, mientras ellos descansaban.
La tendencia se expandió con los años a otros países como Estados Unidos, donde se volvió muy popular a partir de 1930.
El menú
Dulces o salados, algunos platillos clásicos son:
Pan francés
Una de las mejores opciones, ya que es práctico e irresistible. El pan se sumerge en una mezcla de huevo, leche y azúcar para dar como resultado un dulce manjar.
Huevos al gusto
Preparados en su versión de omelette, pochados, duros o estrellados, no pueden faltar.
Salmón ahumado o encurtido
El salmón ahumado, los quesos y las carnes frías son indispensables. Una rica opción que te sugerimos es un bagel con un poco de queso crema, alcaparras, cebollín o cebolla y, por supuesto, láminas de salmón.
Champaña burbujeante
Si de bebidas se trata, una copa de champaña es un básico. Además de esta, también puedes degustar un vino espumoso o convertirla en mimosa al añadir jugo de naranja.