9 octubre, 2024

Cada día más personas se interesan por invertir en arte, según datos de The Art Market 2017, en los último 25 años se han incrementado y se tiene registrado más de medio millón de coleccionistas medianos y grandes en el mundo.

Así, el arte está pasando de ser un objeto de mero deleite a un instrumento que ayuda a hacer más diverso un portafolio de inversión. Sin embargo, en este sentido, tiene algunos pendientes por resolver relacionados a la carencia de una forma estandarizada de tasarlo.

Lo que ha hecho difícil que se abandonen los cuestionamientos acerca de si es un activo más de inversión es la falta de indicadores similares a los del sistema financiero para dar una mayor claridad y transparencia a esta inversión, y esto se debe a que el arte visto desde el ángulo financiero y de inversiones es un aspecto relativamente nuevo y poco explorado hasta ahora, explica Ricardo Porrero, director general y editor en jefe de la revista Código y director y fundador de Gallery Weekend y PaperWorks.

“Todo es subjetivo y depende de modas y de cómo influye la mercadotecnia y los artistas”, explica Luis López Morton, director de Morton Casa de Subastas. Es decir, no hay ninguna forma estandarizada de establecer el precio de una pieza como se hace en otros mercados.

Adriano Picinati, senior manager de Deloitte Luxembourg en un análisis al respecto, explica que las últimas tendencias sugieren la emergencia de un mercado financiero del arte en el que es considerado un activo de inversión.

Como tendencia, Deloitte sostiene en este estudio que hay un reconocimiento creciente del arte como un activo de inversión por los inversionistas: “Las personas se vuelven más sofisticadas en su planeación financiera y empiezan a ver al arte como una inversión”. Sin embargo, las opiniones siguen siendo encontradas en este sentido. Un estudio realizado por la Graduate School of Stanford Business encontró que el retorno anual real del arte como inversión de 1972 a 2010 fue de cerca de 6.5 %, una cifra mucho menor a 10% que arrojaba el Blouin Art Sales Index, la base de datos más completa sobre subastas. La recomendación de los autores es: “Compra pinturas si te gusta mirarlas. Puedes esperar que tus hijos vendan una o más de una y obtengan una ganancia, pero principalmente son inversiones estéticas, no financieras”.

A pesar de todo esto, este mercado ha crecido muchísimo durante las últimas décadas. En 2016, las ventas el mercado de arte global alcanzaron un total de 56.6 mil millones de dólares, de acuerdo con el estudio The Art Market 2017. Aunque es una cifra considerable, es menor en 11 % que 2015.

“El mercado del arte ha crecido brutalmente de los años 80 para acá. Entre 2003 y 2013 el mercado del arte mundial creció 150 %, eso te daría un rendimiento de 15 % anualizado, pero claro que eso no pasa para todos los artistas, hay algunos que tienen rendimientos mucho mayores”, explica Ricardo.

Lo que este análisis asegura es que el crecimiento en 2014 llegó a un pico y, a partir de eso, van dos años consecutivos de descenso.

Uno de los grandes aspectos críticos de esta industria, que se relaciona con esta falta de indicadores y de su subjetividad, es su valuación. “¿Cómo pueden los inversionistas confiar en el desempeño anunciado cuando no hay un mecanismo transparente de tasar el arte que esté comúnmente aceptado?”, se cuestiona el estudio de Deloitte. Lo que sucede es que mientras que el precio de un activo financiero es determinado por el mercado (oferta y demanda), hoy no hay una metodología estandarizada para valuar el arte, por lo que no hay garantía de que el precio de una pieza sea resultado de un análisis cuantitativo e independiente.

Ante estos inconvenientes, Michael Moses, un consultor de arte y uno de los que ha buscado resolver estos problemas para convertir al arte en una inversión, propone valuaciones basadas en mediciones cuantitativas y cualitativas, relacionadas respectivamente con la valuación realizada por un experto la cual cubra la parte emocional y con la parte medida a través de un índice cualitativo.

Moses, junto con Jianping Mei, un investigador de la New York University, crearon el Índice Global de Arte Mei Moses, una familia de índices que arrojan el comportamiento histórico de un mismo objeto a través del tiempo, con lo cual se busca registrar cambios de valor.

Apenas el año pasado, la casa de subastas Sotheby’s compró a esta familia de índices, la cual comprende una base de datos de 45 mil ventas de objetos en ocho categorías de colección.

¿Para los mortales?

Pues sí, comprar una pieza de arte o convertirse en coleccionista podría ser posible para cualquiera de nosotros, aunque si bien requiere cierta cantidad considerable de recursos, no exige gastar forzosamente sumas estratosféricas.

Si te has detenido porque piensas en que no vas a poder comprar nada porque no eres rico, es momento de recapitular. Tampoco podrás comprar un Picasso o un Monet, pero con conocimiento y paciencia, muy probablemente te podrás hacer de una buena pieza.

“Muy pocas personas pueden comprar un Picasso, los puedes contar con los dedos de las manos, esas compras aunque son muy llamativas y publicitadas, representan solo 10 % de las transacciones en el medio”, explica el especialista. El resto se va en el universo que sobra.

Ahora bien, ¿cómo se debería comprar arte para mitigar los riesgos? Es recomendable comprar arte, cuando se hace como un activo de inversión, de una manera en la que se convierta en un instrumento para diversificar el portafolio de inversión.

Es decir, que todos tus recursos no deben de estar puestos solamente en una pintura o escultura, sino que éstas deben ser sólo un elemento más de todos los instrumentos en los que tengas tu dinero, ya sean bonos gubernamentales, acciones de Bolsa, fondos de inversión, etcétera. Como en otras inversiones, la diversificación es una de las claves.

En cuanto a ésta última, también se necesita al formar la colección de arte. ¿Cómo? Comprando obras variadas, tanto en género como en autor, lo cual puede proteger a la inversión de las fluctuaciones del mercado.

Una de las recomendaciones también importantes es que accedas a la recomendación de un experto, sobre todo si es tu primera compra. En este mismo sentido, lee mucho y documéntate antes de abrir la cartera.

¿Tienes ganas de empezar? Primero, la pieza debe gustarte. Se escucha quizá muy básico, pero comprar sólo por el hecho de que sea una pieza de algún autor reconocido, por ejemplo, no es una buena recomendación.

“Es importante que las piezas tengan algún significado para el comprador, que les gusten estéticamente, que reflejen sus ideas y sus intereses, porque quitarle esto al arte sería quitarle la parte de disfrute”, señala el especialista.

La segunda es revisar la trayectoria del artista. Éste debe tener una trayectoria internacional. Es importante ver el currículum del artista y analizar dónde estudió o si forma parte ya de algunas colecciones importantes.

Hoy es muy difícil que un artista tenga éxito trabajando fuera de los circuitos de arte y del cobijo de alguna galería de arte, así que ésta sería otra de las recomendaciones: Compra obras y selecciona autores que estén administrados por una. “Las galerías están apostando su tiempo y sus recursos en la promoción de la carrera de ese artista, entonces la galería comparte el riesgo con el comprador entonces eso ya dice bastante”, asegura el especialista.

¿Hay alguna forma de protegerse contra el riesgo? De manera infalible, como en cualquier otra inversión, no la hay. Pero la suma de todas estas consideraciones va a dar una mayor certeza a la compra y hará que ésta se convierta en una compra más segura.

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