Por Dra. Ana Carolina Aguilar, neuróloga pediatra / Foto: Internet
¿Sabías que es el trastorno convulsivo más frecuente de la infancia? Afecta del 2 al 5 por ciento de los niños de 6 meses a 5 años de edad
Las convulsiones febriles simples se definen como convulsiones generalizadas breves que ocurren una vez durante un período de 24 horas en un niño con fiebre sin una infección en el sistema nervioso central o alguna enfermedad en su metabolismo.
Estas se subdividen en dos grupos: simples y complejas. Las primeras duran menos de 15 minutos, son generalizadas, -con un componente focal- ocurren en todo el cuerpo, con fiebre mayor a 38 grados centígrados, no dejan estado postictal -perdida de la fuerza, habla, somnolencia exagerada o irritabilidad momentánea-, no comienzan en un solo lugar y ocurren una vez en un período de 24 horas.
Mientras que, las complejas son prolongadas -más de 15 min-, son focales -inician en un brazo, pierna, cara, etcétera- o se presentan más de una vez en 24 horas y/o con temperaturas menores a 38 grados centígrados, dejando estados postictales de minutos y hasta horas posteriormente.
El niño que ha padecido una convulsión febril puede tener como riesgo que estas convulsiones se repitan, que sea el inicio de una epilepsia que debuta cómo crisis febril, que le afecte en su capacidad de aprendizaje y todo esto puede evitarse con un adecuado tratamiento en los casos que es necesario.
Si tu hijo ha tenido crisis convulsivas complejas, es muy importante realizar un electroencefalograma y estudios de imagen (tomografía o resonancia magnética) cuando así se necesiten, además de una evaluación neurológica.
Hay casos de epilepsia que comienzan de esta forma y cuando se diagnostican tempranamente se logran controlar de una forma adecuada.
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