24 diciembre, 2025

Por MPC Dianet Núñez / Psicoterapeuta adolescentes y adultos

Diciembre es un mes donde se tienen preciados recuerdos, momentos divertidos y en el que la convivencia es estrecha y armónica.

Para cada integrante de la familia tiene un significado particular, puede ser religiosidad, nostalgia, reencuentro, alegría, diversión, descanso, regalos, tradición; pero sin duda tiene en común la unión y que da un sentido de vida emocional, afecto, pertenencia e identidad a los niños y adolescentes.

Foto: Pexels

Armar un nacimiento, colocar el árbol navideño juntos, tener el privilegio de ser el hermano que enciende la estrella, contar las anécdotas de temporadas anteriores y por supuesto, cocinar en familia, son acciones de comunicación cercana y afectiva que regalan la oportunidad de crear lazos emocionales y fortalecer la identidad de los pequeños y no tan pequeños del hogar.

Las festividades les permiten sentirse parte de ese sistema que, a veces, puede ser difícil con las prisas y otras situaciones que se viven durante el año. En diciembre, ese mismo entorno se puede tornar más sencillo, con un vínculo afectivo visible y fácil de expresar y recibir.

Reconocen el espacio que tienen en la familia, el saber que es su lugar seguro y que son parte de todo lo que se hace y para quién se realiza. Esto puede ser un poco más fácil en los niños por ciertas tradiciones, pero los adolescentes también tienen una ganancia enorme con todo lo que se vive en estos festejos.

La afectividad que irradia en las fechas es básica para su seguridad emocional y fortalecimiento de su identidad. Mejora su autoestima, fomenta sus habilidades sociales a través de la cooperación, empatía y cercanía con personas que los quieren.

Los lazos familiares, que se suman a una identidad sólida, se convierten en un refugio emocional que, conforme se experimenten en cada etapa, les darán herramientas valiosas para la vida.

  • Invitarlos a ser parte de la decoración en el hogar
  • Idear juegos navideños o actividades en conjunto como ver películas de temporada, comentarlas, salir a ver decoraciones en la ciudad
  • Cocinar algo de repostería o la cena familiar
  • Un momento de plática del mejor recuerdo de una Navidad anterior, del regalo o juguete que recuerdan con cariño
  • Alguna actividad de ayuda y cooperación para quienes lo requieran en la comunidad
  • Tener contacto en una llamada con familia apreciada que está a la distancia
Foto: Freepik
  • Hacerles sentir que su ayuda y participación es muy importante
  • Respetar las elecciones y sugerencias que ellos tengan
  • Que sean en tiempos adecuados, cortos, propios a su momento e incluso ánimo
  • Reconocer que tienen un lugar aumenta su motivación para compartir en familia. Es invaluable la conexión y memoria afectiva que se goza en una Navidad familiar
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