Por Marisol Rodríguez
Durante las fiestas decembrinas las mesas se llenan con platillos que evocan tradición, convivencia y recuerdos familiares. Pero esta temporada también puede convertirse en el pretexto perfecto para los excesos.
Si quieres disfrutar de las celebraciones sin culpa, la nutrióloga Amy Tejeda Guerrero nos dice cómo mantener hábitos saludables.
Disfruta con moderación
Diciembre es un mes que invita a compartir con la familia, amigos, pareja y seres queridos, “son fechas para disfrutar, nunca debemos comer con culpa, solamente con moderación”, expresa.
Entre los excesos más comunes, la nutrióloga destaca la ingesta de alcohol y recomienda evitarlo, ya que está relacionado a problemas cardiovasculares, enfermedades del hígado y traumatismos por accidentes.
“No existe un alcohol mejor que otro como muchas veces se plantea. La ingesta de vino, whisky, tequila, cerveza, vodka, puede conllevar a problemas de salud”, agrega.

¿Qué engorda más en Navidad?
No existe un platillo que, como tal, cause aumento de peso. La clave, explica, es la cantidad que se consume.
“Cualquier alimento en exceso puede causar que una persona suba de peso”, menciona; en cuanto a bebidas, las alcohólicas son las que más aportan calorías.
La nutrióloga recomienda comer con consciencia, servir cantidades similares a las de un plato cotidiano, incluir bastantes vegetales y alimentos ricos en proteína como el pavo, pierna o carne que brindan mayor saciedad.
Otra clave es siempre estar bien hidratado con agua y reducir las bebidas azucaradas como los refrescos, ponche o chocolate caliente.
“Sí se pueden consumir, pero tratar que sean 1 o 2 vasos; una buena opción para reemplazar el exceso de refresco es el agua mineral”, señala.
Sobre los postres, Tejeda propone “no prohibir, consumir un poco de varios postres o elegir uno solo si se quiere una porción más grande”.

El papel de las emociones
En esta temporada, la nutrióloga señala que las emociones tienen una influencia en la forma de comer. Los recuerdos y nostalgia de la infancia pueden llevar a alimentos reconfortantes; mientras que, la tristeza, el duelo, la ansiedad y el estrés pueden detonar que se utilice la comida como compensación o falta de apetito.
Finalmente, invita a “disfrutar estas fiestas, comer lo que nuestra familia o amigos hayan preparado. Solamente hay que hacerlo con moderación y nunca con culpa”.