28 abril, 2024

Una pregunta que ronda la cabeza de muchas personas es: ¿Por qué en pleno siglo XXI, hay protestas alrededor del mundo en pro de los derechos de la mujer? Uno puede pensar que la misoginia ha sido superada desde hace mucho tiempo, sin embargo, este pensamiento está muy arraigado siglos atrás.
Basta ir al siglo XVIII para comprender hasta cierto punto el origen del problema. Los humanistas de aquella época, designaron a la mujer roles que no podían transgredir, se tenía a la mujer como un instrumento determinado por Dios, pero más bien por el hombre, puesto que el hombre dirigiría las actividades del ser humano. Hija, madre y esposa, esto era todo a lo que la mujer podría llegar a aspirar; más allá de eso no había nada, el ser otra cosa era mal visto por la sociedad. Date cuenta que hoy, aún existen sociedades con esa manera de pensar.
El pensamiento religioso ha estado incrustado desde los griegos hasta nuestros días, sólo falta observar el comportamiento insistente de llevar una vida con decoro, compasión y sumisión, no obstante, la ideología es fundamental, es un complemento necesario para la salud mental y espiritual de todas las personas. La religión es necesaria, pero se convierte en un instrumento de manipulación cuando intereses más allá del bienestar espiritual, comienzan a ejercer opresión sobre sus creyentes.
La mujer ha sido condicionada a un estado servil. Trescientos años en el pasado, las escuelas eran exclusivas del género masculino, donde aprendían sobre arte, gramática, matemáticas, etcétera; y las mujeres eran destinadas a la labor del hogar: limpiar, cocinar, cuidar a los hijos, y por supuesto, ser una buena compañía para el esposo.
Las primeras escuelas para la mujer no eran muy diferentes al hogar, ahí les enseñaban a cocinar, a coser, labores domésticas y a complacer al marido en todos los sentidos. No había mucho de donde escoger. En algunas escuelas, la mujer podía aprender a leer y a escribir como una asignatura extra; se escucha increíble, pero cierto. ¡Ah! y que decir de la escuelas mixtas, ¡ni pensarlo!
Un siglo más adelante, el feminismo hizo su aparición, y una pequeña luz asomaba al horizonte. Este movimiento, comenzó a crear club o escuelas donde la mujer empezaba a relacionarse con otras actividades como puede ser la caridad en la comunidad, o algún club para tomar el té, sin embargo, estas actividades eran exclusivas únicamente para esposas con cierto nivel económico.
La conclusión de esta vuelta hacia al pasado, es darse cuenta que, por mucho avance tecnológico que se tenga y por más globalización cultural que haya, todavía se tienen que realizar cambios importantes en nuestra manera de pensar, y todo comienza con la educación.
Se debe reconocer a las mujeres que contribuyeron a la ciencia, al arte y otras disciplinas; a las que marchan para que se haga justicia; a la hija que estudia, porque está consciente del esfuerzo de sus padres; a la madre que se desvive por su familia; a la esposa que sin ser sumisa, es el complemento perfecto del hombre; y a todas las mujeres que con o sin educación, merecen todo nuestro respeto.

Por Carlos A. Rodríguez
profecarlos013@gmail.com

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