Por Marisol Rodríguez
Si tus pies están hinchados, fríos o sientes una sensación de hormigueo, podrías tener una mala circulación.
Este padecimiento es muy común y su principal causante es el endurecimiento y la obstrucción de los vasos sanguíneos, por la acumulación de grasas y minerales.
Entre los principales factores que provocan su formación o que se agrave, se encuentran la obesidad, la diabetes y el sedentarismo.
Así como una dieta inadecuada o con grandes cantidades de grasa saturada, el tabaquismo, la cafeína, algunas medicinas que estrechan los vasos sanguíneos, el frío y estrés.
La Asociación Americana de Medicina Podológica señala los siguientes síntomas para detectarla a tiempo:
• Calambres en pies y piernas
• Heridas con cicatrización lenta
• Color inusual en los pies
• Diferente temperatura en cada extremidad
• Hinchazón que inicia desde las piernas
• Arañas vasculares
• Pesadez
• Piel seca, dura y acartonada
Si has notado alguno de ellos, es importante que programes una visita al doctor y que tomes en cuenta los siguientes consejos:
- Ejercítate regularmente
Si practicas un deporte ayudarás a que la circulación se mantenga en un estado óptimo. - Di no al sedentarismo
¿Tu trabajo requiere que estés sentada todo el tiempo? Si es así, no olvides alternar periodos entre sentado y parado para que no se estanque la sangre. - Siempre lleva ropa
y calzado cómodos
Dile adiós a las prendas ajustadas como medias o calcetas y a todo tipo de calzado que te apriete, con ello permitirás un buen riego sanguíneo en tus pies. - Aliméntate sano
El ajo, las infusiones con limón y los frutos secos, entre otros, favorecen a la buena circulación, al igual que evitar las grasas saturadas. - Hidrátate
Aunque debería resultar normal beber entre 1.5 y 2 litros de agua al día, este punto debe ser obligatorio para quienes sufren problemas de circulación. - Masajea tus pies
Después de tu jornada diaria, date un tiempo para tomar una ducha con agua fría en las piernas; masajea desde el pie hasta la rodilla de manera ascendente para activar el riego sanguíneo y aliviar la sensación de hinchazón y pesadez.
¡Cuídate!
Si no prestas atención a la mala circulación, esto puede desencadenar la presencia de úlceras y llagas en los pies, dificultad para desplazarte y calambres intensos.