Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet

Cuando te regalan o compras tu perfume favorito de seguro esperas que ese aroma que te encanta permanezca todo el día contigo, pero ¿has notado que no siempre es así?

Quizá la respuesta esté en la forma en que lo aplicas o en cómo cuidas de él, ya que existen ciertos hábitos que aunque hemos creído que son correctos, la realidad es que son todo lo contrario.

A continuación te decimos cuáles son y te damos algunos consejos para que disfrutes de tu fragancia todo el día.

Evita frotarlo

Si eres de las que después de aplicarlo se frota las muñecas, este es uno de los principales errores, ya que la fricción que se crea produce enzimas naturales y las partículas del perfume se rompen antes de tiempo. Lo mejor que puedes hacer es rociarlo ligeramente sobre las muñecas y dejar que el líquido penetre y haga el resto por sí solo.

Cuida dónde lo guardas

Los perfumes son muy pero muy sensibles a los cambios de temperatura, así que si está en un lugar fresco y después lo cambias a uno donde impera el calor, se desencadenarán reacciones químicas en sus ingredientes naturales y éste envejecerá más pronto. Procura almacenarlo en su caja o a temperatura ambiente.

Entre más pequeño… ¡mejor!

Sabemos que quisieras que fuera eterno, pero lo mejor es que se consuma rápido, ya que si lo dejas a medio uso solo conseguirás que el oxígeno descomponga lentamente las moléculas del aroma y por lo tanto, que altere su composición. Si tienes un perfume grande, puedes guardarlo en el refrigerador para mantener su floración.

¿Piel seca?

Un perfume no dura mucho tiempo en la piel seca, así que prueba con una crema hidratante antes de aplicarlo pero cuida que esta sea sin aroma para no crear una interferencia olfativa con este.

El lugar correcto

Es muy importante la parte del cuerpo donde lo pones, siempre hazlo en las zonas expuestas al aire como el pulso del cuello, en las muñecas y los codos internos cuando lleves blusas de manga corta; evita aplicarlo en áreas que cubre tu ropa.