21 noviembre, 2024

Con la convicción de que todo se puede y con el objetivo de vencer un reto personal, Felipe Montilla Trejo inició el pasado 10 de febrero en la puerta de Chihuahua un largo viaje hacia la Patagonia, mismo que comenzó a planear desde hace ocho años.

Amor por la moto

Montilla Trejo, un empresario juarense de 56 años de edad, padre de cuatro mujeres e integrante de los Centauros, cuenta que su pasión por la motocicleta inició desde los 15 años cuando salía a pasear sin permiso en una moto que tenía su padre, situación que al platicar con WEEKEND le causó mucha gracia.

También dice que la única vez que no ha tenido motocicleta fue en la época de universitario, pero que cuando acabó la carrera de inmediato volvió a las dos ruedas.

“Algún tiempo, algún periodo en el que está uno en la escuela, en la carrera… en ese tiempo no tuve motocicleta, pero ya que me gradué y me estabilicé un poco más, volví a agarrar una motocicleta, volví a comprarme una”.

Centauros

Desde hace 18 años Felipe es parte de los Centauros, un conocido motoclub constituido como asociación civil, en que además de pasear y mostrar sus máquinas los integrantes realizan actividades a beneficio de quienes requieran alguna ayuda.

El gran viaje

Pese a sus logros como motociclista, empresario y hombre de familia a Felipe Montilla le faltaba un reto por cumplir, realizar un viaje de mochilazo por el centro y sur de América, el cual inició junto a su amigo Irineo Silva, quien a través de la página de Facebook Irineo Patagonia Adventure va informando todo sobre la travesía.

El recorrido

Según los planes de estos dos aventureros el recorrido se realizará en alrededor de 55 días, para lo cual piensan que 25 bastarán para recorrer los primeros 16 mil kilómetros de ida y el resto, o tal vez más, para emprender el camino de regreso a casa, mismo que se tomarán con más calma, pues desean descubrir nuevas rutas y visitar algunas atracciones, así como conocer pueblos y personas que seguramente les tenderán la mano en algún momento del viaje.

Para Felipe hay tres lugares que le entusiasman particularmente: el Canal de Panamá, el Machu Picchu en Perú y el glaciar Perito Moreno en Argentina, siendo el Canal de Panamá el que más llama la atención por su historia y tecnología.

Su preparación

Para lograr la travesía Montilla Trejo comenzó desde hace un año con una preparación física y con el equipamiento de su motocicleta, un vehículo doble propósito que “puede andar en carretera a grandes velocidades, hasta con más velocidad que un carro, pero tiene la posibilidad de salirse a terracería sin problema. Tiene una suspensión especial tanto para camino de pavimento, de carretera, de alta velocidad, como para tierra. Obviamente la terracería es una terracería caminable, no son cerros, no son piedras; si hay una vereda por donde pasan las vacas, por ahí pasa la moto”.

Y aunque planearon hasta el más mínimo detalle, Felipe desde un principio ha estado consciente de los inconvenientes con que podrían topar, de los cuales ya enfrentó el primero, pues el pasado 13 de febrero a su paso por Chiapas ocurrió la primer ponchada, siendo auxiliado por locales. Esta situación solo la toma como una experiencia más de este interesante viaje, en el que cuenta con el apoyo de su familia; sobre todo de sus hijas, que desde un principio han estado al pendiente de él y de lo que necesita.


No hay expectativas, solo disfrutar el viaje, ver los paisajes”


El recorrido de Felipe (primera actualización)

La última actualización de su viaje indica que Felipe y su compañero se encontraban en Cartagena, Colombia, donde debían esperar el arribo de sus motocicletas, las cuales tuvieron que enviar por ferry desde Panamá. “Primera vez que nos separamos de ellas por mucho tiempo”, dice Montilla.

Felipe, a través de su hija Marissa, nos hizo saber que antes de salir de Ciudad Juárez acudió al Seminario Conciliar, donde el padre Mario Manríquez bendijo la motocicleta en la que realizaría la importante ruta.

“Pedimos por los que usen estos vehículos, que recorran su camino con precaución y seguridad, que experimenten siempre la compañía de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos”, fueron las palabras del párroco.

Hasta el momento sabemos que el primer contratiempo ocurrió en Chiapas, donde antes de cruzar a Guatemala se averió un neumático, el cual repararon de inmediato gracias a la ayuda de dos jóvenes paisanos.

Llegando a El Salvador Felipe cuenta que le sorprendió la cantidad de motociclistas y ciclistas que hay en la calle, “parece que los carros no son una opción tan común de transporte por acá”, y agrega que ahí tuvo la oportunidad de comer las tradicionales popusas.

Luego los viajeros mexicanos arribaron a Costa Rica. “No tuvimos mucho tiempo de conocer este país, ya que lo atravesamos técnicamente en un día, pero sí nos dimos tiempo de comer en una fondita, o como les dicen acá, en una ‘soda’ con una buena vista al mar”.

Otro de los lugares que no tuvo oportunidad de descubrir a primera instancia fue Nicaragua, pues cuenta que les dieron una visa para solo un día, por lo que tuvieron que recorrer el país entero en 24 horas para no tener problemas de migración.

Hasta el momento el recorrido de Felipe e Irineo ha transcurrido sin mayor complicación, por lo que esperan completar la ruta tal y como la habían planeado, deteniéndose solo a comer, dormir y a descubrir paisajes que perdurarán por siempre en su memoria.


 

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