28 marzo, 2024

El desayuno, como es bien sabido, es el más importante entre todas las comidas del día y por eso es importante que tu hijo la realice adecuadamente, para que tenga un buen rendimiento durante sus horas en la escuela y además este protegido contra los virus.

Lo importante

El desayuno es una comida clave para tu hijo. De entrada, marca la diferencia entre empezar la jornada a tope o a medio gas, sobre todo en la época de frío, en la que a las múltiples actividades que realiza el pequeño se suman el frío y una exposición más alta a los virus. Una pauta para todo el día. Además, “como es la primera comida del día marca la pauta para el resto; por eso, en el sentido de regulación es muy importante”, dice el doctor José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP). A más largo plazo, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) advierte que un desayuno deficiente afecta negativamente al rendimiento escolar y es causa directa, junto al sedentarismo, de la obesidad infantil.

Lo ideal

El desayuno debe suponer un 25–30 % de la ingesta total diaria de tu hijo y estar compuesto básicamente por un lácteo, un farináceo y una fruta (después, ocasionalmente se puede añadir algún embutido bajo en grasas como pavo, jamón york o simplemente un poco de tomate con aceite de oliva). Estos tres grupos constituyen la combinación perfecta de desayuno, tenga la edad que tenga el niño (lo que cambia, evidentemente, son las cantidades).

Diferente opciones

A la hora de ofrecérselos, las opciones son amplias: La fruta puede darse en zumo o en una pieza (y no necesariamente entera: si es una manzana grande y el niño es pequeño, con media basta). Prioriza la de temporada, más rica en nutrientes: kiwi, naranja, limón, pera, aguacate y manzana están en su mejor momento en invierno.

El lácteo no siempre tiene que ser leche; queso fresco o semi curado o yogur valen perfectamente. Siempre es mejor la opción semi o desnatada del producto.

En cuanto a los cereales, aportan hidratos de carbono de absorción lenta, lo que proporciona a tu hijo la energía necesaria para empezar el día. Elige entre una tostada, pan, o un puñado de cereales (mejor sin azúcar añadido). Ocasionalmente también puedes incluir la opción de una barrita o galletas. Ten presente que los cereales integrales ayudan al buen funcionamiento del tránsito intestinal y tienen muchos nutrientes, pero pueden ser algo indigestos en niños menores de un año.

Todo a su tiempo

Por la mañana hay que hacer muchas cosas en poco tiempo y es normal que aparezcan los nervios y que estos lleven a desayunar rápido. Sin embargo, es importante que el niño dedique a esta comida entre 15 y 30 minutos.

¿Cómo lograrlo?

Lo primero, poniendo el despertador un poco antes. “El problema es que muchas veces los niños se van a la cama tarde, y los padres ajustan el tiempo por la mañana para dejarles dormir un poco más”, explica el doctor Moreno. Mala idea, porque el pequeño llegará medio dormido a la mesa o tan agobiado por las prisas que no comerá correctamente.

Y un segundo consejo: conviene dejar preparado todo lo que el niño va a necesitar la noche anterior (la ropa planchada, la mochila…) para que toda la familia esté más relajada por la mañana y desayune con calma.

Con buena actitud

Además de sin prisas, es esencial que tu hijo desayune sentado en la mesa y con buena actitud. “Si el desayuno se acaba convirtiendo en engullir algo de pie estaremos restándole valor y eso no puede ser, porque esta comida es algo serio. Si a esto le sumamos eso tan socorrido de dárselo al niño para que se lo coma por el camino, mal empezamos”, dice el doctor.

Acompañado es mejor

Si es posible, el niño debe comer con vosotros al lado. Aunque sea un ratito corto, hay que intentar que sea agradable e incluso que sirva para comentar de forma distendida cómo irá el día. Según un estudio realizado por Unilever en colaboración con la Fundación Española de Dietistas- Nutricionistas (FEDN) y la Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS), el 40 % de los niños desayunan solos y esto va en detrimento de la adquisición de unos hábitos saludables.

El complemento de media mañana

El desayuno de media mañana que los niños suelen tomar en la guardería o en el colegio es igual de importante y debería servir para completar lo que tu hijo ha comido en casa. Como norma general, recuerda que debe ser algo poco contundente, porque si el niño se llena mucho llegará sin apetito a la comida. Una fruta o un bocadillo pequeño (alrededor de 50 g) son excelentes opciones.

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