19 abril, 2024


Su fibra y sus antioxidantes le otorgan propiedades contrastadas que la convierten en un cereal terapéutico

Por: Weekend / Foto: Internet
Los copos de avena son prácticos, deliciosos y muy nutritivos, así que no es extraño que se hayan convertido en uno de los ingredientes más apreciados en la alimentación saludable y que abunden las recetas con este ingrediente.
Cuando se incorpora la avena a la dieta habitual, por ejemplo en el desayuno, es fácil sentir que muchas cosas mejoran: sienta bien, te sacia, se regula el tránsito intestinal… Pues bien, no son imaginaciones. Estos beneficios de la avena son mucho más que una simple percepción, y no son los únicos.

Cómo cuida de tu salud
La avena es un cereal muy completo y equilibrado. Junto a los carbohidratos y la fibra, aporta más proteína, grasa y minerales que otros cereales.
Te aporta, por ejemplo, muy buenas cantidades de magnesio, cobre, hierro, zinc y vitamina B1, así como pequeñas dosis de calcio, ácido fólico y otras vitaminas del grupo B. Además, es muy rica en manganeso. Y todo esto de forma muy condensada: en poca cantidad y sin aportar demasiadas calorías.
Esta composición, junto a la presencia de varias sustancias que la hacen única, como los betaglucanos y unos antioxidantes llamados avenantramidas, le otorga ventajosas propiedades para la salud:

Es rica en antioxidantes
Las avenantramidas son unos polifenoles que se encuentran casi exclusivamente en la avena. Según algunos estudios científicos, estos antioxidantes son uno de los componentes que la hacen especialmente beneficiosa para el sistema cardiovascular.
Estos antioxidantes no solo combaten la oxidación celular, sino que tienen un efecto regulador de la presión arterial y un efecto antiinflamatorio. Esto se debe a que aumentan la producción de óxido nítrico, un gas que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos.
Las avenantramidas también ayudan a reducir la irritación de la piel.

Alimenta las bacterias buenas del intestino
Es rica en una fibra soluble llamada betaglucano, que es fermentable. Eso hace que tenga un efecto prebiótico en el intestino, es decir, que alimente las bacterias beneficiosas que componen la microbiota y favorezca su crecimiento, viabilidad y permanencia en los intestinos. 

Regula los niveles de azúcar
Los betaglucanos, al ser solubles en agua, forman un gel durante la digestión que enlentece el vaciado del estómago y el paso de los azúcares a la sangre.
Esto hace que la avena ayude a reducer los niveles de azúcar en sangre y a mejorar la respuesta insulínica. Se considera especialmente útil en casos de diabetes de tipo 2. 

Reduce el colesterol
Los betaglucanos de la avena también contribuyen a reducer el cholesterol malo LDL en parte reduciendo la absorción del colesterol que aportan otros alimentos.
Por otro lado, sus avenantramidas pueden contribuir a evitar la oxidación del colesterol, especialmente si se consume la avena acompañada de alimentos ricos en vitamina C. Todo ello hace que la avena sea ideal para incluir en la dieta a fin de prevenir trastornos cardiovasculares.

Previene la aparición del asma
La introducción temprana de la avena en la dieta de los niños reduce el riesgo de que desarrollen asma de tipo persistente.
Esto puede deberse a que la fibra previene el asma.

Mantiene tu peso a raya
Como hemos visto, la avena no dispara el azúcar en sangre y esto puede resultar de ayuda en este sentido, pues evita los altibajos de glucosa.
Además, resulta saciante. Todo ello ayuda a controlar la ingesta y a reducir peso.
También puede contribuir el hecho de que la fibra de la avena mejora el estreñimiento. Para este fin, incorpórala a una dieta variada junto con otros alimentos que ayudan a estimular el tránsito intestinal.

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