Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet
La fibra es un componente clave para la buena digestión, el control de peso y la salud en general. De acuerdo a la Academia de Nutrición Dietética de Estados Unidos, las mujeres requieren un aproximado de 25 gramos diarios y los hombres de 30.
Soluble e insoluble
Existen dos grupos de fibras: la soluble y la insoluble. La primera es la que atrae el agua y la convierte en una especie de gel durante la digestión, dando paso a un proceso digestivo más lento.
Este tipo de fibra se puede encontrar en el salvado de avena, la cebada, nueces, semillas, frijoles, lentejas y en algunas frutas y verduras.
Investigaciones médicas señalan que esta ayuda a reducir el colesterol y por lo tanto, a prevenir cardiopatías.
Por su parte, la fibra insoluble acelera el paso de los alimentos a través del estómago y de los intestinos, agregándole volumen a las heces. Este tipo se encuentra en el salvado de trigo, las verduras y los granos integrales.
4 beneficios
- Su consumo regular disminuye la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, infecciosas y respiratorias.
- Contribuye a mantener limpio y sano el intestino, al favorecer al tránsito intestinal y evitar el estreñimiento y acumulación de toxinas en el organismo.
- Ayuda a prevenir enfermedades como la diverticulosis, la cual es causada por la excesiva presión sobre las paredes intestinales para evacuar heces inconsistentes, o la obesidad, al ser más saciante que los alimentos sin fibra.
- Estudios indican que quienes consumen mayor número de alimentos ricos en fibra tienen una menor posibilidad de padecer cáncer de colon.
Muchas personas se olvidan se consumir fibra regularmente o lo hacen pero no en las cantidades suficientes. Para que no falte en tu dieta, te compartimos estos tips:
- Come frutas y verduras, en especial sus cáscaras, ya que están cargadas de fibra. Elige una fruta o verdura entera natural, en lugar de su versión procesada.
- Consume más frijoles, lentejas, nueces y semillas.
- Evita los cereales refinados y mejor prepárate un tazón de avena cortada con frutas y frutos secos.
- Opta por tortillas y pan integrales.
- Reemplaza el arroz o pasta regular por arroz integral o pasta de trigo integral.