Por Marisol Rodríguez
Los bastones de caramelo, también conocidos como bastones de Navidad o Candy Canes son un clásico en esta época del año.
Caracterizados por su color rojo y blanco, estos caramelos no pueden faltar en nuestras celebraciones, tanto para disfrutar de su aroma y sabor a menta como para utilizarlos en la decoración del pino navideño o las envolturas de regalos.
Sobre su origen existen varias leyendas y se cree que están ligados a este festejo desde el siglo XIX.
Símbolo del cristianismo
Una de ellas los relaciona al cristianismo y se dice que fueron inventados a principios del siglo XX en honor a Jesús por un fabricante de dulces de Indiana.
El simbolismo indica que es un caramelo duro que lo representa como la roca eterna; en cuanto a los colores, eligió el blanco que refleja su pureza y el rojo como la sangre que Cristo derramó por los pecados del mundo.
De Alemania para el mundo
Otra popular leyenda, pone como punto de origen a la catedral alemana de Colonia en el siglo XVIII.
Esta cuenta que un maestro del coro encargó a un pastelero que le hiciera caramelos para repartir a los niños de la ciudad que se portaran bien en la víspera de la Navidad.
Para darle un sentido, éste pidió que se hicieran en forma de bastón para que los pequeños tuvieran presentes a Cristo en su papel de pastor y recordarles la importancia del bastón de los pastorcillos que visitaban al niño Jesús.
El dato
Gregory Harding Keller, un sacerdote católico, fue quien inventó la máquina que permitió automatizar la creación de estos caramelos en su distinguida forma de bastón.