23 noviembre, 2024

Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet

Frases con uso excesivo de sarcasmo, ironía o palabras que denigren, humillen y formen un concepto erróneo, deben evitarse al hablar con los niños.
Al usarlas puedes causar daños irreparables en su autoestima, auto concepto y la forma en la que perciben su entorno, explica la psicóloga Érika Grajeda Manríquez.
Ejemplo de ello son frases como “eres un tonto”, “no sabes hacer nada” o “por qué no eres como tu hermano/a”, las cuales podrían no impactarlos de inmediato, pero sí quedarse almacenadas en su cabeza y entre más seguido las escuchen, más insultantes y humillantes serán.
“Una persona de 30 años expuesta a las anteriores frases podría considerarse a sí misma con baja autoestima, miedo para crear vínculos, depresiva o con trastornos alimenticios, y nunca relacionar cómo es que llegó a ser así”, menciona la experta.
Por ello se debe ser especialmente cuidadoso con las frases que utilices con tus hijos, ya que gran parte de estas serán las bases y fundamentos de su personalidad adulta.

Evita frases que…

Critiquen su aspecto físico

“Eres muy gordita/o” o “no te da vergüenza verte así” son detonantes para problemas futuros de autoestima y preocupación excesiva por la apariencia.
Causen humillación frente a los demás
“Mi hijo/a salió muy burro” o “debería aprender de su hermano” son ejemplos del porqué tu hijo podría tener una personalidad agresiva y rebelde en un futuro, ya que los niños internalizan el hecho de que sus padres y los familiares lo perciben como alguien inferior e indeseable y tratarán de comportarse de acuerdo a esa imagen.

Den roles negativos de género

“Recoge porque tu eres la mujer” o “no llores así, eres una niña, te voy a tratar como una niña” son frases que los educan sobre cuáles son sus roles dentro de la sociedad; no minimices a tus hijas enseñándoles que están en desventaja por su sexo ni tampoco le hagas creer a los niños que ser mujer es algo negativo. A la larga, esto se internaliza y los convertirá en hombres machistas, agresivos y posesivos, y mujeres dependientes.

Incluyan groserías e insultos

Si están cargadas de éstos solo servirán para dar un repertorio mental a los hijos de cómo son percibidos; si son constantes, cada vez que piensen en ellos inevitablemente vendrán esas palabras a su mente y esto se traduce en adultos reprimidos, agresivos, con bajo rendimiento escolar y sentimientos de incapacidad.

Fuente: Psicóloga Érika Grajeda Manríquez
Tel. (656)437-9064

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