23 abril, 2024

Lo que parecía ser una tarde cualquiera se convirtió en el recuerdo vivo del 19 de septiembre de 1985, cuando un terremoto destruyó los cimientos de la Ciudad de México y acabó con la vida de miles de personas, situación que 32 años después, exactamente el mismo día, se repetiría.

Tras el movimiento telúrico que ocurrió a las 13:14 horas, la tarde del martes 19 de septiembre vinieron el caos, los nervios, el colapso y las ruinas, y dentro de ellas cientos de personas que esperaban ser rescatadas de los escombros que habían sepultado sus cuerpos; pero no perdieron las esperanzas de salir de ese oscuro lugar. Estas personas no contaban con que fuera del concreto y los fierros retorcidos se encontraba una superheroína en busca de sobrevivientes y, en el peor de los casos, de algunos cuerpos sin vida.

¿Quién es?

Su nombre es Frida, una perrita labrador de 8 años de edad que forma parte de la Unidad Canina de la Marina y que cuenta con una vasta experiencia en labores de rescate, actividad que ha desarrollado en nuestro país y otros de Latinoamérica.

Talento nato

La rescatista canina nació en las instalaciones navales, donde desde que era cachorro notaron sus características innatas de inspección, búsqueda y de apego con su entrenador, cualidades que le han ayudado en la localización de personas y que le han dado un lugar en el flamante grupo de 270 perros adiestrados pertenecientes a la Marina Mexicana.

Ardua labor canina

Frida ha participado en los terremotos de Haití (2010) y Ecuador (2016), el deslave en Guatemala (2015) y recientemente en Oaxaca, donde buscó a sobrevivientes del terremoto del pasado 7 de septiembre; pero su última labor de rescate y donde tomó notoriedad fue el pasado 19 de septiembre, cuando fue la encargada de encabezar las labores de rescate caninas en el colegio Enrique Rébsamen. Ahí Frida se convirtió en un ícono, con su característico equipo de protección, el cual consta de un arnés que le protege torso y espalda, y que además sirve para ayudarle a moverse en alguna zona a la que le es difícil llegar por sí misma; también tiene unas botas de material sintético, resistente y flexible que le sirven para no dañar sus patas, y por último sus gogles, los cuales le ayudan a cubrirse los ojos del polvo o sustancias tóxicas.

La favorita de México

Israel Monteverde Cervantes, jefe de la Unidad Canina de la Marina, ha descrito a la perrita favorita de México como una can sensible, eficaz, noble, bondadosa y juguetona, que le encanta la labor que desarrolla y para la cual desde pequeña ha sido preparada, cualidades por las que no le parece extraño que la peluda rescatista se haya ganado el amor de los mexicanos que desde el primer día la han inmortalizado en dibujos, stickers, playeras, zapatos y hasta en la piel, pues ya varios llevan a Frida grabada en sus cuerpos. Cabe destacar que medios de comunicación extranjeros también han transmitido reportajes enteros de ella, en los que aparece como la estrella en que se ha convertido.

Un día común

Para Frida las labores de rescate transcurren en un periodo de 25 minutos, según han dejado claro los miembros de la Marina, quienes cuentan que el lapso es corto porque el esfuerzo la puede estresar, por lo que al pasar el tiempo acordado, de inmediato es llevada a las instalaciones de la secretaría, donde realiza sus actividades de entrenamiento permanente sobre un escenario en el que se recrea una zona devastada, además de que realiza un importante entrenamiento físico: particularmente el salto de obstáculos.

Sobre su alimentación se sabe que come una vez al día una estricta selección de alimentos rica en proteínas, régimen alimenticio y de ejercicio que deberá seguir hasta su jubilación, la cual ocurrirá en dos años, tras los cuales se convertirá en maestra guía que formará a los nuevos héroes perrunos de México.

 

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