24 noviembre, 2024

Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet

La fibra es un componente clave para la buena digestión, el control de peso y la salud en general. De acuerdo a la Academia de Nutrición Dietética de Estados Unidos, las mujeres requieren un aproximado de 25 gramos diarios y los hombres de 30.

Soluble e insoluble

Existen dos grupos de fibras: la soluble y la insoluble. La primera es la que atrae el agua y la convierte en una especie de gel durante la digestión, dando paso a un proceso digestivo más lento.

Este tipo de fibra se puede encontrar en el salvado de avena, la cebada, nueces, semillas, frijoles, lentejas y en algunas frutas y verduras.

Investigaciones médicas señalan que esta ayuda a reducir el colesterol y por lo tanto, a prevenir cardiopatías.

Por su parte, la fibra insoluble acelera el paso de los alimentos a través del estómago y de los intestinos, agregándole volumen a las heces. Este tipo se encuentra en el salvado de trigo, las verduras y los granos integrales.

4 beneficios

  1. Su consumo regular disminuye la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, infecciosas y respiratorias.
  2. Contribuye a mantener limpio y sano el intestino, al favorecer al tránsito intestinal y evitar el estreñimiento y acumulación de toxinas en el organismo.
  3. Ayuda a prevenir enfermedades como la diverticulosis, la cual es causada por la excesiva presión sobre las paredes intestinales para evacuar heces inconsistentes, o la obesidad, al ser más saciante que los alimentos sin fibra.
  4. Estudios indican que quienes consumen mayor número de alimentos ricos en fibra tienen una menor posibilidad de padecer cáncer de colon.

Muchas personas se olvidan se consumir fibra regularmente o lo hacen pero no en las cantidades suficientes. Para que no falte en tu dieta, te compartimos estos tips:

  • Come frutas y verduras, en especial sus cáscaras, ya que están cargadas de fibra. Elige una fruta o verdura entera natural, en lugar de su versión procesada.
  • Consume más frijoles, lentejas, nueces y semillas.
  • Evita los cereales refinados y mejor prepárate un tazón de avena cortada con frutas y frutos secos.
  • Opta por tortillas y pan integrales.
  • Reemplaza el arroz o pasta regular por arroz integral o pasta de trigo integral.
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