Por Marisol Rodríguez
El mousse es una preparación de la gastronomía francesa que se caracteriza por su textura fina, voluminosa, esponjosa y sobre todo, por ser irresistible.
La primera vez que apareció en un recetario fue en 1755 en ‘Les soupers de la cour’ del cocinero galo Menon, quien describía tres tipos de mousse: de café, chocolate y azafrán.
Según la receta, estos se elaboraban con crema de leche batida y se les podían añadir claras de huevo; posteriormente, se servían en vasitos de plata o vidrio y se recomendaba guardarlos en hielo por un par de horas hasta su consumo.
Chocolate, el favorito
El mousse de chocolate es el favorito de muchos desde su creación y existen muchas historias sobre él.
Una de ellas cuenta que durante el sitio de los franceses a la ciudad de Astorga, España en 1810, el emperador francés visitó a su ejército empantanado en el lodazal que rodeaba la muralla de Astorga, y el cocinero Francoise Masette en su deseo por agradarlo, pidió al artesano chocolatero español Manuel Cordero, que preparara su célebre ‘Espuma de chocolate’.
El emperador quedó tan fascinado por su aroma y suavidad que se llevó a Cordero a territorio francés, donde conquistó a los círculos culinarios de élite con su famoso postre bautizado como ‘Mousse au chocolat’.