Por Marisol Rodríguez / Fotos: Internet
Un buen maridaje entre platos y vinos se crea al resaltar de manera armoniosa las cualidades de ambos.
Toma nota de esta práctica guía y disfruta de su placentera combinación.
Carnes rojas
Las carnes grasas van de maravilla con los vinos tintos de variedades intensas, pasados por barrica como el Malbec, Cabernet Sauvignon y el Petit Verdot.
Mientras que, las magras combinan mejor con los tintos que han tenido un paso leve por barricas y variedades con taninos medios o escasos, entre ellos el Pinot Noir, Merlot y Tempranillo.
Pescados
Para pescados grasos opta por blancos con prologando paso por barrica, por ejemplo, un Chardonnay, Viognier y Semillón o tintos ligeros como el Pinot Noir y Merlot.
Los magros van bien con vinos blancos ligeros, frescos y frutados como el Sauvignon Blanc.
Carnes blancas
El pollo y cerdo logran un buen maridaje con vinos tintos leves o con breve paso por barricas: Pinot Noir, un Malbec joven o un Cabernet Sauvignon moderno.
Rosados
Estos vinos sobresalen por su versatilidad y son gratos para armonizar con ensaladas y mariscos, entre ellos, los camarones, langostas, pulpos, calamares, mejillones, almejas y el ostión.
Quesos
Para los frescos como el mozzarella elige vinos blancos muy jóvenes y frescos de notas herbáceas y florales; un gouda, de curación media, combina con un vino blanco seco; los curados y maduros como el manchego, parmesano y provolone con un tinto joven; el queso brie va mejor con blancos de cierta acidez y muy aromáticos, y los azules como el roquefort con vinos de cosechas tardías, dulces naturales o fortificados.
Postres
Los pasteles, frutas y otros postres combinan a la perfección con espumosos demi sec o dulces y vinos de cosechas tardías o dulces naturales.