Por Marisol Rodríguez / Foto: Internet
Los vinos y los quesos siempre serán una dupla perfecta para disfrutar en cualquier ocasión. La clave para deleitar al paladar con el sabor de ambos es crear un buen maridaje y que ninguno de los dos se imponga al otro, simplemente lograr un equilibrio.
Expertos señalan que existe una regla básica: entre más blanco y fresco sea un queso, más frutal y suave debe ser el vino; y entre más oscuro y duro, el vino deberá ser más fuerte.
Guía para un buen maridaje
- Los quesos fuertes y concentrados se deben acompañar de un Chardonnay o un Pinot Noir.
- Quesos azules van bien con vinos dulces como el Oporto.
- Si el queso es muy salado acompáñalo de un vino dulce y si es muy grasoso, de uno ácido.
- Los quesos blandos maduros y suaves, como el brie y el de cabra, se acompañan con Chardonnay, Champagne y Sauvignon Blanc.
- El queso manchego se mezcla perfecto con un Cabernet Sauvignon.
- Para el famoso queso inglés cheddar, nada mejor que una copa de vino afrutado.
- Un queso gruyère, de origen suizo, va muy bien con el vino blanco.
- El queso italiano provolone, caracterizado por ser semi-duro y alto en grasa, combina con un Cabernet Sauvignon.
- Para el gouda, también conocido como holandés, el maridaje debe ser con un Merlot.
- El queso parmesano se acompaña bien de un vino tinto o blanco.