Por Marisol Rodríguez
Ligera, llena de nutrientes y aliada en la depuración y tonificación del organismo, la fresa es el fruto protagonista de San Valentín.
De brillante color rojo, un aroma y sabor irresistible, se caracteriza por su riqueza en minerales, específicamente el hierro y magnesio.
Así como de potasio, calcio, fósforo, manganeso, cobre, silicio y vitamina C, por lo cual es muy recomendada en tratamientos de déficits nutricionales.
Baja en calorías, su aporte energético es mínimo y su contenido de fibra crea la sensación de saciedad, reduce eficazmente el estreñimiento y ayuda a limpiar el colon.
Mientras que, por sus propiedades alcalinizantes y riqueza en calcio y potasio, facilita la eliminación de ácido úrico.
Estos son tan solo algunos de los beneficios y propiedades que obtendrás al consumir este fruto.
Aliada de tu belleza
Además de los beneficios de consumirla, la fresa es una gran aliada para:
Hidratar la piel
Prepara una mascarilla con el puré de cinco fresas y dos cucharadas de miel; aplícala sobre tu cara por espacio de 15 minutos y enjuaga con agua tibia.
Acabar con las ojeras
Corta un par de rodajas y colócalas en el área de las ojeras durante 10 minutos; al finalizar, enjuaga con agua y aplica una crema hidratante.
Exfoliar
Tritura unas fresas hasta formar una pasta y mezcla con una cucharadita de azúcar y otra de aceite de oliva; aplica en la piel dando masajes circulares para exfoliar y eliminar células muertas.